Capítulo 39

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JUNE

Hanae estaba con June en una sala de ensayos del teatro. Faltaba un día para el Jidang de máscaras. Estaba feliz.

La sala de ensayos estaba vacía, solo estaban ellos dos. June había conseguido un permiso especial para poder ensayar horas extra, ya que era importante que se preparara. Hanae había accedido a acompañarlo.

—¿No quieres venir al escenario? —preguntó June.

—¿Eh? ¿Se puede? —Hanae sonrió con ilusión.

—Claro, no hay nadie aquí. Además, eres prácticamente el dueño de este lugar, no veo por qué no podrías estar en este lugar.

Caminó hasta la puerta cercana y cuando la abrió se topó con la inmensidad y majestuosidad del teatro de Ginroko. Era tan extraño ver el lugar vacío, sabía que dentro de poco estaría en el escenario lleno de personas.

—¡Ah, esto es asombroso! —dijo Hanae.

June lo observó y antes de decir algo jaló de una palanca que estaba algo oculta a la vista y esta hizo que se encendieran las luces de dos en dos hasta llegar al último asiento en las butacas rojas del fondo. El sonido fue repitiéndose y el eco se oyó en todo el lugar.

Era precioso. Y perfecto. No podía evitar sentirse emocionado.

Hanae observó en línea recta y señaló sonriendo una fila de asientos sobresaliente en el área VIP.

—Suelo sentarme allí —dijo feliz—, es un buen puesto y puedo apreciar la presentación en todo su esplendor.

—Sí que amas el jidang ¿no?

Hanae asintió.

—Mañana por la noche serás el jidang que tanto amas.

—¿Eh? ¿Por qué lo dices?

—Lo haré tan bien que sentirás que tú mismo lo vives. —June sonrió—. Es especial para ti.

—Gracias, June-bun...

June se posicionó en medio del escenario, no había música, no había bailarines, no llevaba el vestuario ni la máscara, pero su sola presencia bastaba para maravillar a su amigo con su habilidad en el jidang. Se sentía ligero, vivo, rebosante de energía e invadido de una felicidad indescriptible. Por fin obtendría eso por lo que tanto había esperado. Cuando acabó esa secuencia de pasos enérgicos, se volteó hacia Hanae.

—¿Qué piensas?

—Te ha salido increíble, no puedo esperar para verte mañana, estaré esperando. —Sonrió de una forma distinta a como solía hacerlo.

La silueta de Hanae se nubló frente a él, ahora veía borroso y solo distinguía la sonrisa despreocupada de su amigo bajo las luces esplendentes del escenario.

—¿Qué?...—June trató de hablar, aturdido. El aire comenzó a faltarle y la tos compulsiva se apoderó de él. Rápido, se apartó hacia un lado fuera del escenario.

—¡June!

Notó como Hanae se acercó rápidamente.

—Oye...

—June, ya basta por favor, no sigas exigiéndote así...

Iba a contestar, pero sintió la mano de Hanae en su espalda y entonces tosió con violencia, tiñendo el piso de sangre. Tenía la sensación de que se reventaba por dentro. ¿Había llegado su momento? ¿Era este su final?

Intentó ver el rostro de su amigo, pero no tuvo fuerzas para levantar la mirada.

—Quería que estuvieras orgulloso...—dijo con pesar.

—June...yo tenía un sueño, pero este no te pertenece...déjalo, por favor.

—¿Por qué te estás culpando?

—No merezco que brilles para mí. —Hanae habló con cierto enojo. Algo muy raro en él.

—¿Hanae?

Una risa inundó las grandes paredes del lugar.

Sus párpados pesaban y cada vez sentía como si su alma se estuviera levantando de su propio cuerpo, era extraño y excitante a la vez, lo mantuvo con la curiosidad despierta, pero no por eso no dejaba de sentir dolor. A las ocho y media de la tarde, cuando no había un alma en el teatro y sólo revoloteaba la duda oteando en la oscuridad, solo podía ver a Hanae difuso y su rostro sin expresión fue lo último que vieron sus ojos. 

 

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Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora