Jidang de las máscaras [COMPLETA]

Capítulo 14

DENZEL

Notó cómo Kaeze agachó la cabeza, ante sus ojos estaba Hasui excluyéndolo del caso, siendo que él era tan observador y podía ser útil en la investigación. Su teoría de que se trataba de protección ya no cobraba mucho sentido, si ese fuera el asunto, se lo diría directamente. Ahí había algo más. ¿Qué era lo que estaba ocultándole a Kaeze?

Se encargaría de averiguarlo conforme avanzara la situación, ese no parecía un buen momento. En su lugar, le preguntó qué fue lo que vio en el momento que fue atacado.

—Lo único que vi fue una máscara de diseños ancestrales. Quien la llevaba puesta era un hombre, un metro ochenta aproximado, vestía un abrigo pomposo.

—¿De qué color?

—Blanco.

Era igual a lo que había visto en la grabación. No se equivocó cuando pensó que Kaeze no era el responsable. Pero, todavía no sabía la razón de ese sujeto para hacer algo así. ¿Por qué robar la pintura y luego atacar a Hasui?

Miró a su derecha. Kaeze seguía sin decir nada. Pensó que tal vez alguien intentaba hacerle daño y por eso había causado todo un desastre.

Una vez fuera del hospital, sintió que era un buen momento. Tenía que preguntárselo, así que sería directo.

—¿Alguien intentó herirte en el pasado?

—¿Qué? —Kaeze se veía confundido.

—En tu infancia ¿Alguna vez sentiste que te querían hacer daño? No lo sé, en la escuela, tal vez.

—No tengo recuerdos sobre eso.

—¿No recuerdas quién?

—No. A lo que me refiero es, no recuerdo nada de mi infancia o adolescencia, creo que no fue nada relevante en mi vida.

—¿Eh? ¿Qué hay de tus padres?

—No lo sé. Hasui dice que fallecieron poco después de que yo naciera, no tuve la oportunidad de conocerlos.

¿Cómo era posible que no recordara nada? Este hombre era demasiado misterioso y extraño ante los ojos de Denzel.

En aquel momento, no se equivocaba. Alguien más estaba ahí, observándolos. Denzel se levantó de golpe, esta vez decidido a enfrentarse a esa persona. Estaba cansado de soportar sus seguimientos diarios.

Sabía que Kaeze no estaría en peligro si se quedaba ahí, así que se dispuso a seguir su intuición. Cuando estaba a punto de alejarse, notó unas pequeñas gotas de pintura purpurea en el piso de la recepción, estas medio desaparecían acorde pasaban los segundos y formaban un rastro hacia afuera. Todavía no podía pensar en cómo algo así podía estar pasando, no conocía con qué tipo de truco estaban intentando engañarlo, pero lo descubriría.

Fue allí cuando lo vio.

Un hombre que llevaba un abrigo blanco caminaba a paso lento y miraba de vez en cuando hacia atrás.

Era él.

—¡Espera! —gritó Kaeze.

Pero no le hizo caso, no tenía que perder de vista a ese sujeto enmascarado. Lo siguió sin importarle nada, tal vez así lograba descubrir quién era. Sin embargo, se aseguró de mirar todo a su alrededor, estaba siendo precavido. No fue hasta que llegó a un semáforo en rojo que lo perdió de vista, dar la vuelta le iba a tomar más tiempo y cuando la señal cambiara a verde, iba a perderse de todas formas en el mar de personas que se formaba en ese cruce.