Capítulo 33

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KAEZE

Fue sin previo aviso, su boca estaba sobre la suya. Lo besó con fuerza. Completamente inflexible. Sus manos se encontraban en su nuca, sujetándolo. Y durante un largo momento de suspensión, se quedó congelado, sin saber si quería apartarlo. Entonces, de repente, el calor se extendió a través de él, y se descongeló.

Cuando Denzel se separó de él solo pudo seguir sujetándolo fuerte o si no pensó que se caería ahí mismo, tal vez había ejercido demasiada fuerza, pero no le importaba. Todo su cuerpo hormigueaba, sus rodillas se sentían débiles y una ola de calor lo abrazó de pronto. Esa sensación iba más allá de lo razonable y en un momento quiso ocultar su cara de vergüenza, no era capaz de mirarlo directo a los ojos. Pero se había sentido tan bien, que no le importaba tener que hacerlo, pues quería hacerlo.

Denzel no había dejado de abrazarlo. La proximidad se sentía como un halo hipnótico, y esta vez, fue él quien se enraizó hacia él y buscó sus labios de nuevo. De alguna forma quería ocultar esa cara tan enrojecida que tenía, que, incluso se veía hasta más lindo con esos tonos sobre su piel. Estaba demasiado ensimismado, tanto, que se le olvidaba hasta respirar. Denzel pareció notar la tensión y agarró su rostro con ambas manos, tal vez solo para calmarlo. Y así cedió, entreabriendo los labios sólo para sentir la presión de él como el pincel de un artista sobre su lienzo.

Estaba intentando convencerse de que su mente no le había puesto una ilusión delante y en verdad sí había pasado. No fue hasta que Denzel dejó un último beso sobre su frente cuando sintió que su cuerpo se empequeñecía, quería guardar ese sentimiento para siempre.

Ahora no sabía hacia dónde mirar, sintió su alma desnuda.

«No quiero sentirme de esta manera ¿por qué tiene que gustarme así?»

Odiaba cómo Denzel era capaz de hacerlo sentir así, nadie podía hacerlo perder su compostura.

Pensó que ese sería su adiós, pero luego sintió como se desarmaba por completo, cuando Denzel le dedicó una pequeña sonrisa. Eran pocas las veces que lo había visto medio sonreír. Llegó a creer que el sentimiento de felicidad era una clase de emoción desconocida para el xegiyu, pero ahora estaba ahí, sonriéndole.


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Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora