MITSUE
El hospital. Odiaba ese lugar, lo único que quería era salir corriendo de ahí. La herida no iba a tardar demasiado en sanar y ya pronto podrían darlo de alta. Dejó salir casi todo el aire de sus pulmones y continuó ahogándose en los amargos recuerdos que le producían esas sábanas blancas y ese aroma a desinfectante. Le producía un sabor amargo, igual al que sintió cuando su vida se convirtió en un mosaico de emociones.
Mitsue no se quejaba de la vida que tuvo en el orfanato, más bien, quería borrar lo que ocurrió antes de llegar ahí. Y el hospital era lo que más avivaba esas memorias. De su madre, su hermano y también de él en ese vehículo. Se odiaba a sí mismo por ser el único que salió casi ileso, no entendía por qué sus seres queridos tuvieron que pagarlo tan caro. Estuvo cerca de medio año en un hospital y como nadie podía hacerse cargo de él, el personal médico contactó con un orfanato ubicado en Chisana Este.
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Mitsue tenía solo nueve años cuando llegó a aquel orfanato y también cuando conoció a Denzel. Se había enterado de que su madre había muerto, pero no había muchos detalles. A primera vista notó que era un chico reservado y con cara de pocos amigos, no lo culpaba, había tenido que experimentar la pérdida de un ser querido a una edad tan temprana como la suya. Lo entendía.
El día que llegó Denzel, lo recibió la señorita Chinzei. Lo trató amablemente, como solía hacerlo con todos, le enseñó el lugar y le explicó las reglas básicas de convivencia. Aunque Denzel no hacía ni decía nada, tan solo escuchaba con atención.
—Tenemos 32 chicos aquí, todos tan buenos como tú. Seguro que se llevarán bien. —Ella intentaba animarlo mientras lo guiaba hasta la habitación que contenía todas las camas perfectamente alineadas una al lado de la otra.
Ambos se sentaron sobre una cama vacía, la que le correspondía a él.
Mitsue estaba observando todo desde un poco más lejos, oía lo que la señorita Chinzei le decía al recién llegado.
—Sé que ahora te sientes desamparado, pequeño. Pero después de que hayas llorado, el dolor se irá y tu conexión con los kenxis te ayudará a-
Denzel se levantó sin hablar, como si las palabras de la señorita Chinzei le hubiesen molestado. Ella no dijo nada, tan solo se levantó con educación y con una sonrisa serena. Sabía que era duro para él.
Mitsue no volvió a verlo hasta la hora de la cena. Los niños se sentaban en orden en las mesas luego de recibir su porción de comida, servida en una bandeja blanca y simple con dos compartimentos.
Notó que estaba algo perdido y decidió sentarse junto a él.
La comida no era buena ni mala, pero era aceptable.
—Ey, tienes que comerte todo ¿sí? Si no, te castigarán y los fines de semana no te servirán postre.
—Mmm. —Asintió.
No era hablador, pero le caía bien.
—Por cierto ¿cuál es tu nombre? Yo soy Mitsue.
—Denzel —respondió mientras acariciaba la comida con el tenedor, sin mirarlo a los ojos.
—Si no te comes eso, los de la cocina le dirán a la señorita Chinzei y nadie te adoptará nunca. Nadie quiere niños quisquillosos —dijo un chico un poco mayor que estaba sentado junto a ellos.
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Jidang de las máscaras [COMPLETA]
Misterio / SuspensoUna novela BL de misterio y fantasía. La pintura más icónica del templo Maji fue robada y su autor se ve en la obligación de contratar a un equipo que descubra dónde está. Es así como llega hasta Denzel Ming y su asistente. Denzel debe reunir las p...