Capítulo 4

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KAEZE

Se encontraba observando una pintura al final de un pasillo. No estaba destruida, pero tenía escrita encima la palabra "Vigilar".

—Es imperdonable... —murmuró con los ojos puestos en el cuadro. Apretaba sus puños, pero intentaba controlarse.

Denzel lo observaba a la distancia, pero pudo notar enseguida que lo estaba haciendo. Se acercó. Alguien tenía que escuchar sus angustias. Pero no dijo nada, tan solo se quedó a su lado esperando que el xegiyu le diera alguna pista, algo que tuviera que ver con la reciente situación, pero nada parecía hacerlo hablar. Se veía como un tipo serio y malhumorado, ese cabello oscuro y su piel morena combinaban con su aura distante. Notó que llevaba un arma de fuego en el cinturón, era poco probable que la usara, pero a Kaeze ese tipo de cosas lo ponían nervioso.

—Te llamas Denzel ¿no?

—Si no necesitas nada de mí, déjame en paz —dijo el xegiyu. Aunque su trato era hostil, su voz era suave y calmada. Se preguntaba si acaso él siempre era así, distante. Kaeze suspiró, de todas formas, quería hablar y ser escuchado, por mucho que ese sujeto le desagradara.

—Denzel-xi ¿Escucharás lo que tengo que decirte?

—No estoy aquí para hacer amigos.

—Aun así, haré que me escuches.

—Hablar conmigo debe ser aburrido. Hay otros más adecuados para ese tipo de cosas.

—No hablaré de cómo me siento. Quiero hablarte de Li'umina Jidang.

El xegiyu se cruzó de brazos, ahora poniéndole total atención.

—Te escucho.

Kaeze frunció el ceño, no pensó llegar tan lejos.

—No es cualquier pintura. Es como un poema, debes saber interpretarla, tienes que sentir lo que significa.

Se estaba dejando llevar por la inspiración que le producía recordar a la pintura, mientras que Denzel entrecerró los ojos y apretó los dientes. Se veía como si le costara entender qué podía ser tan maravilloso. 

 —Tus comentarios no son relevantes. Si no tienes nada de valor que decirme, puedes irte.

La vergüenza se apoderó de su rostro, sus labios fruncidos y la expresión que adoptaron sus ojos bien abiertos reveló que eso lo había sorprendido y no quería que el xegiyu lo descubriera. Nadie había sido tan indiferente al arte o al menos no había conocido a nadie así. Casi era una falta de respeto.

—¡Bueno! —Intentó recuperar la confianza en sus palabras. La inapetencia de Denzel por el arte lo tomó desprevenido y ahora no sabía qué decir—. Al menos podrías interesarte en tu trabajo ¿no?

—Ajá.

Ya no lo aguantaba más ¿Cómo es que Hasui había contratado a un xegiyu así de indiferente? Al menos esperaba a alguien con clase, que entendiera la importancia del arte y se interesara en lo que esta significaba.

«¿Quién se cree que es?»

Kaeze lo observó mejor. Vestía de tonos oscuros, sus ojos eran juzgadores y su abrigo no combinaba con su bufanda. Tenía una cicatriz en el ojo izquierdo y una coleta que recogía su cabello, el cual no era muy largo. Nada elegante.

Pero además de sentir enfado, se sentía observado, como si todo lo que hiciera o dijera estuviese siendo anotado por el xegiyu en su libreta imaginaria, y sabía que, para él, era como un sospechoso más.

Debía probarle que era inocente.

—¿Sospechas de mí?

Había funcionado, ahora sí había conseguido que le prestara atención, pues había vuelto a fruncir el ceño y lo miraba directamente a los ojos.

—Sí.

—¿Puedo saber por qué?

—Tengo mis suposiciones.

—¿Y si te dijera que la mancha de pintura que había en la puerta desapareció?

—Di lo que sepas.

Kaeze sonrió. Ya comenzaba a entender a ese molesto xegiyu, lo único que le interesaba era seguir migajas de pan de cualquier persona que se las entregara. Tenía toda la pinta de ser un lobo solitario, pero para él, no era más que un cachorro tímido y de muy mal genio.

—Puede que no lo sepas, pero tiene un peso espiritual muy grande. Hasui recibió inspiración divina cuando la creó. Si la mancha desapareció significa que algún kenxi pudo haberla borrado.

 Al parecer el xegiyu ya no estaba creyendo sus palabras, ahora tenía la misma cara de desinterés que antes.

—Eso no es relevante.

Eso había sido grosero.

—Claro que sí. La pintura está conectada con Hasui, por eso puede sentir donde está.

—De ser así no necesitaría ayuda para encontrarla.

Kaeze se mordió la lengua, tenía un par de insultos que decirle, pero tenía que mantener su postura elegante. No iba a caer a su nivel. Aunque había hablado con él, sabía que el xegiyu no dejó de observar y analizar todo lo que hacía o decía. Tenía que convencerlo de algún modo, pero admitía que le costaría hacerlo, toda su fachada de xegiyu taciturno lo sulfuraba por dentro. Por él lo hubiese mandado a freír camarones al otro extremo de Okari, pero rechazar a alguien con insolencia y desdén no era algo que alguien como él haría, tenía que comportarse como el hombre refinado que era.


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Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora