Niñera.

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La luz de un nuevo día se cuela por aquella ventana. Era temprano, casi las 8:00AM y Senku apenas estaba despertando de su profundo y reparante sueño, digo apenas porque normalmente se levantaba al rededor de las 5:00AM (o de entrada se seguía derecho toda la noche). Había dormido como un puto bebé, como un borracho, como si no tuviese que cargar con todas las preocupaciones del reino sobre sus hombros.

Aquella no era su cama, claro que no lo era, para empezar él no tenía cama, dormía en un futon en el piso frío y duro ya que, según él, era mejor para su columna puesto que no se doblaba y se mantenía firme. Esta vez había dormido en una cama de verdad, una de superficie blanda, con sus sábanas acolchadas de color blanco y las almohadas más cómodas que había probado nunca. A la mierda la salud de su espalda, hoy mismo se iba a hacer una cama de esas.

Parpadea un par de veces antes de abrir los ojos. Mira al techo sin saber ni como putas se llamaba, por lo cual decide estirar su cuerpo mientras su mente se ponía a funcionar al 100%. Sus huesos traquean ante el movimiento de sus articulaciones, y un bostezo se escapa de su boca. Pero el chico estaba recién despertado, no tenía un solo pensamiento en su cabeza, por lo cual no recordaba que su tobillo estaba mal. Estira la pierna como no es, y el hilo de dolor que le pasó por toda la extremidad le terminó de quitar el sueño restante.

-Joder.

Se queja en voz alta. Los comandantes habían tenido razón, y es que Senku con la necedad del día anterior había hecho que su dolor en el tobillo se volviera peor. No era tan grave como para ser una fractura o algo, pero si se encontraba más hinchado que antes.

Suspira y vuelve a fijar su vista al techo. No puede evitar pensar que hace mucho calor, y no es hasta que aquel pensamiento pasa por su mente que cae en cuenta de que ya hay luz y claridad; ya es de día, ya había salido el sol, por lo cual Senku iba tarde para todas las cosas que tenía que hacer.

Se sienta tan rápido en aquella superficie que se marea, si, la situación física del muchacho era alarmante algunas veces. Una vez más había cerrado los ojos mientras se le pasaba la pequeña jaqueca que le había dado aquella acción, y, cuando abre los ojos, se lleva el susto de su vida.

-¡Joder! ¡Has ruido o algo, maldición, me vas a matar de un susto!

Pero el de cabello castaño suelta una pequeña risa ante aquella exageración del menor.

-Buenos días, pensé que ibas a dormir más gracias a aquel jarabe que te dio Francoise anoche. Espera ahí, te traeré la medicina.

Y aquel hombre abandona la habitación. Senku se pasa las manos con fuerza por la cara, espantando cualquier rastro de sueño que podía quedar. Se mueve en aquella superficie blanda con cuidado hasta llegar al borde, donde se sienta con cuidado, disfrutando de lo frío de la madera del piso con sus pies. Aquel día era especialmente caluroso, tal vez uno de los días más calurosos del mes.

Escucha pasos acercándose y levanta su vista del suelo para mirar como aquella cabellera café entraba de nuevo al cuarto, trayendo consigo un vaso con agua y un par de pastillas en su mano.

-Esas pastillas no me hacen nada, es ridículo tomarlas puesto que después no podré tomar otras más fuertes sin arriesgarme a sufrir una sobredosis.

Pero el mayor ya se las había extendido, y Senku las recibió a la par que le quitaba el vaso con agua de las manos a su acompañante.

-Estas son las fuertes. Las ha hecho Chrome, se acostó tarde mejorando este analgésico.

Senku duda por un momento si es buena idea tomar algo que haya hecho Chrome sin supervision, pero después confía en el y solo se pasa las pastillas con el agua, al fin y al cabo sabía con claridad que, si Chrome no hubiera sido capaz de hacer las pastillas, lo hubiera dicho en vez de darle algo que le pudiese hacer daño; si esas pastillas había llegado a la mano de Ishigami, significa que funcionaban.

Apostar Y Perder.  ♡Dr. Stone. SenkuHarem♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora