Una gallina.

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Senku sentía que le habían quitado de repente las preocupaciones que tenía adentro, si, el mal recuerdo aún lo atormentaba, y posiblemente lo iba a acompañar toda la vida, pero no por eso era algo malo, no por eso ahora tenía que tenerle miedo.

El científico, que había estado llorando en el hombro de Ryusui por un largo rato, cuando por fin pudo tranquilizarse nuevamente, sintió que esta vez era definitiva. Abre los ojo, aunque no recuerda cuando fue que los cerró, y lo primero que ve es a él mentalista frente a él, aún tomándole de la mano y volviendo a su tarea de sacarle el rasto de lágrimas que aún bajaban por sus mejillas.

-¿Porqué lloran?

Un susurro fue la pregunta, le dolía la garganta de tanto sollozar.

-Vaya, ¿Tanto se nota?

Le responde en el mismo tono el chico frente a él. Los ojos hinchados y la nariz roja lo delataba, sin embargo Senku sabía que no había sido el único en llorar, al fin y al cabo estaba envuelto en cuatro pares de brazos y prácticamente todos respiraban el mismo Dióxido de carbono, claramente había sentido la respiración entrecortada de los demás y sus hipidos.

-¿Porqué lloran?

Vuelve a preguntar en un tono de genuina inocencia, el cansancio que sentía no le permitía ser fastidioso como de costumbre, por lo cual estaba preguntando con genuina curiosidad y no con intenciones de burlarse.

-Bueno, la verdad es que no nos gusta verte de esta forma, Senku... preferimos cuando tienes el ego inalcanzable y vas por ahí dando órdenes y trabajo extra.

Tsukasa bromea con la intención de subir un poco la moral, y funciona ya que todos, incluyendo a Senku, sueltan unas leves risitas.

-Que te guste que te traten feo no significa que a los demás también, Tsukasa, no nos metas en tus extraños gustos culposos.

Ukyo, notando las intenciones del primate más fuerte, le regresa la broma, contento como de a poco todos iban recuperando su estado habitual.

-Uy, habló el de las medias veladas.

-¡Cállate, Ryusui, no seas metido!

El cansancio no fue pretexto para que Saionji se pusiera un poco colorado. Todos a excepción de Ukyo y Senku se ríen, Ukyo porque sentía la vergüenza en su cuerpo al ser expuesto tan de repente y Senku porque físicamente le era imposible hacer algo más que soltar una leve risita.

-Senku...- Después de haber estado un largo rato en silencio, Chrome es quien llama la atención. -¿Hay algo... que podamos hacer por ti?

Aun había un deje de impotencia en su cuerpo, en el cuerpo de todos los demás.

Senku parece pensarlo un par de segundos, y si no estuviese tan agotado hubiera dicho algo como "parece que estuvieses ofreciendo sexo, Chrome". Al final solo puede suspirar un poco, sintiendo la cara hinchada por su llanto.

-Quiero dormir...

El cansancio se le notaba en todo su ser, y nuevamente los comandantes se sienten un poco mal de verlo tan frágil.

-Claro que si, Senku. Puedes dormir aquí si quieres...

Ryusui no tardó en ofrecerle su cama al recordar que el científico literalmente dormía en el piso, Ishigami se siente agradecido por eso, necesitaba descansar en algo blando y cómodo.

Se relame los labios, de repente sintiendo como la vergüenza que había perdido antes regresaba un poco.

-¿Pueden... dormir conmigo?

Es inevitable que los demás generales sientan un poco de nervios pasando por sus sistemas. En todo este tiempo que llevaban de conocer al científico, nunca en su vida había pedido una muestra de afecto, simplemente se dedicaba a rechazarlas o a soportarlas. Sin embargo ahí estaba, en la cúspide de la vulnerabilidad, pidiendo por atención y cuidado de los demás como si fuese un niño pequeño.

Apostar Y Perder.  ♡Dr. Stone. SenkuHarem♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora