🖤Eres mi mejor pecado🖤

65.

Yoongi, salió de la avitacion de jimin ya en la noche cuando jimin cayó dormido, camino asta la cosina y es que era inevitable no sentir el buche de piedritas después de aver escuchado, como avían sucedido las cosas con yejoon, era inevitable no enojarse y sentir ganas de ir y buscarlo asta debajo de las piedras.

Yoongi, avía logrado que jimin durmiera con facilidad y aún que estaba algo perturbado por el echo de que jimin no avía preguntado nada, sobre absolutamente nada, no alijeraba la molestia, por ahora era la molestia quien reinaba.

¿Cómo se pudo atrever a lastimarlo, solo por un problema que tienen en común?, ¿Cómo es que después de ayudarlo, cuidarlo y ganarse su confianza lo dañada de tal magnitud?, ¡Cobarde! mascullo en su mente conforme jimin le contaba y el odio incrementaba incontrolable, sentía en el pecho el odio crecer y aún que también cierto alivio por qué jimin aya sobrevivido sorprendentemente al ataque de un demonio, no podía evitar estás furioso.
¿Creyó que lo mató?, No, el juego aún empezaba, y yoongi se encargaría de quitar de su camino todo aquel que atentase contra la vida de su otra mitad y su amor.

Avía escuchado cada palabra llena de congoja, incluyendo las disculpas por averlo echo furia y causado que se alejara de sí, por averlo dañado y averlo echo llorar, y por otras cosas que no estaba seguro, pidió disculpas por aver besado a yejoon, por no averlo sacado del salón de danza, por aver salido con el y aver aceptado la relación más triste que en su vida avía vivido.

— lamento, averlo besado —. Murmuró suave casi un tenue susurro. — asiendome a la idea que eras tú —. Lo miro. — pero solo así podía tolerarlo, y aún que no eran nisiquiera parecidos....mi imaginación podía con eso —. Sonrrio agachando la cabeza algo apenado.

Yoongi solo lo miro entendiendo y asintiendo a cada cosa. — jimin—. Lo llamo yoongi. — yo, quiero que me perdones, por no aver actuado y salvado de él —. Agachó la cabeza. Jimin lo miro sonrriente.

— si me perdona, te perdono —. Lo tomo de una mano, acariciando suavemente el torso. Se sentía tan calientita, y luego la jalo asta posarla en su propia mejilla y gosar del calor de esta, la primera vez que lo acaricio así gritaba lleno de pánico que no se durmiera, la segunda lo avía besado y él los avía golpeado, tan fuerte que dejó su marca y sintió su mano picar por el impacto. Está era la tercera y se sentía como la primera vez. Estaba lleno de regocijo.

Yoongi lo miro serrar los ojos captando y sintiendo todo de su mano y cuál si fuera poco, todo se fue, por ese momento solo estaban jimin y yoongi, juntos, solos, nadie más.

Yoongi acaricio su mejilla, tan suave como una nube, tan blanca como la nieve, tan hermosa., Abrío y cerró, moviendo el pulgar acariando, atiempo que jimin, suspiraba y luego una punsada lo hizo closionar e imaginar más cosas, cosas que quería hacerle, quería demostrarle que no se iría, que nadie jamás volvería a lastimarlo, que el no lo permitiría, que primero decían matarlo a él, antes de llegar a él, queri dejarlo escrito en cunpiel con suaves caricias, sellar aquel pacto de seguridad absoluta que dejaba más en claro lo ovió.

Casi lo perdía y se avía sentido muerto, no quería dejarlo de nuevo, no lo aria, no lo dejaría, su pequeño mochi, su lindo y sexy mochi. Jimin disfrutaba tanto del aroma de su mano, de la porosidad de ella que le brindaba caricias suaves apesar de ser cayosas, era perfectas.

Un aire acarisio con sijilo su espalda ocasionandole un suspiro lento y exquisito, sorprendiendo a yoongi quien seguía moviendo su purgar y en un descuido, su pulgar, cojio camino y acarisio sus labios, ¡dios!.. eran tan suaves, esponjosos, rosados, perfectos., Acaricio asiendo pequeños círculos en ellos y lo sorprendente era que jimin no se perturbaba ¿Él quería esto?, En sus mejillas un color rosa natural era tenue pero indicaba, no vergüenza, era satisfacción., Jimin, sin darce cuenta, abrió lentamente la boca tras la sutil caricia que yoongi le propinaban rosando sus labios y sin esperarlo yoongi metió su pulgar dentro de su boca, y el sin pensarlo y sin importarle lo que pasará o dijieran comenzó a lamerlo lentamente.