- pero podría perder mis alas-. dijo asustado el angel admirando sus blancas alas.
- pero siempre serás un ángel para mí - musito con voz grave el demonio detrás de él.
( namjin, yoomin, taekook). angeles y demonios.
¿el amor pesa mas que las creen...
— No puedes —. Especto el algel de la muerte. — Él es parte de su destino —.
— ¿Tienes una idea de cuánto sufrió?—. Bufó exasperante— Si yoongi se entera de esto...
— No podrá hacer nada —. Tajó. — No puede acercarce a él, por más que lo desee, el así lo quiso —.
La desesperación era más que clara, caminaba de un lugar a otro y suspiraba tratando de liberar algo de pesades; sentía miedo, miedo puro, un miedo que nunca había sentido.
No sabía cómo había como había salido de las fosas de dónde con anterioridad, lo habían metido; todo se repetía, todo había tomado caminos distintos, todo sería un caos de nuevo. Denuevo dependían del destino. Todo se repetiría.
— Hoseok, para ya —. Lo detuvo.
— Es que no entiendo —. Lo miro. — ¿como es que salió?—.
— fue el destino —. Hablo el angel de la muerte. — Debe ser así —.
— Voy a detener está mierda —. Especto desplegando sus alas con clara acción de irce.
— ¡Hoseok!—. Su voz retumbó fuerte, rasposa y demandante. — ¡Debes de entender y dejar al destino trabajar! —.
Hoseok lo miro y su mirada poco a poco se sumergía en tristeza, sus ojos comensaron a llenarse de lágrimas, sus alas calleron en picada agobiadas de igual manera y el brillo que portaban radiantes, comenzó a extinguirse hasta desaparecer con sus alas.
— No se si sea capas de dejarlo está vez—. Su voz apenas un susurró entrecortado por las emociones furtivas y agobiantes que lo inundaban. Joong lo abrazó.
— es lo que necesita, solo así volverán —.
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Sé sentía ir en picada; cada que miraba sus ojos aquel cosquilleo de alegría natural, cadecia. solo sonrreia por costumbre; los besos se volvieron monótonos y cadesientes de amor.
Tomar su mano al caminar por las calles era por costumbre, no por qué arraigarse algo antinatural como antes; todas sus emociones eran agobiantes, eran claras, y la culpabilidad lo asfixiaba lento.
No podía negar que lo amo con locura, volver a verlo había Sido uno de sus deseos antes de conocer aquíen ahora mantenía en mente. No podía negar que, verlo, había Sido una sorpresa, su corazón se había detenido y las ganas inmensas de gritar, de tirarse en sus brazos, de sentir su calor, de sentir sus labios contra los suyos, no lo habían golpeado.
Y aún que sabía que algo estaba raro, lo dejo de lado. Estaba tan sorprendido que cuando lo escucho hablar, todo volvió a tener sentido... Su corazón latía de nuevo, grito su nombre, se tiró a sus brazos, sintió su calor, lo abrazó fuertemente, lo beso. Negar que lo extraño, sería demasiado fariseísmo.