104. RUEDA DE LA FORTUNA

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Cuando namjoon se fue, la soledad volvió a adentrarse en la habitación, denuevo estaba solo, bueno, él y el abrigo que le recordaba que nada de lo vivido había Sido un sueño.

No podía entender como namjoon se aferraba a la idea de que había sido un sueño y peor aún, trataba de hacérselo creer a él. Ya no estaba ebrio recordaba perfectamente todo lo ocurrido después  de aparecer en el departamento de namjoon y antes, para su desgracia.

Recordaba todo, excepto como llego al departamento, recordaba quedarse dormido en una banca del parque mientras maldecia mentalmente a namjoon. También recordaba el susto que se había llevado, pensando en que alguien lo mataría , recordaba luchar por su vida, golpearlo y escapar, recordaba el miedo que sentía mientras intentaba abrir la puerta y la satisfacción al lograrlo, luego recordaba raspar su garganta al gritar y  las manos firmes tomar su cintura y meterlo de nuevo y la otra mano tapando su boca, callandolo de la forma más demandante, luego soltar su cintura con una suave caricia y encender la luz. Recordaba el miedo de ver a su captor y la felicidad que sintió al mirar que era namjoon quien lo sometía al silencio absoluto.  En definitiva, si estaba al punto de muerte, sería a él a quien querría ver.

Recordaba perfectamente que se sintió a salvó y la inestabilidad de sus piernas que en cuestión de segundos se hicieron agua, luego el aroma trerroso de namjoon golpearlo en la cara y dejarse caer en sus brazos.

Recordaba todo, incluso lo patético que se sintió después.

Abrió los ojos con cansancio y libero un suspiro, aventando el suéter invernal de namjoon, había perdido la cuenta de cuántas veces lo había soltado molesto y lo había agarrado y abrazado imaginando que era él.

Se paró de la cama y camino fuera de la habitación, llegó a la cosina y tomo agua. Atravez de la ventana de podía mirar la cuidad siendo tocada por el sol, podía jurar que no pasaban de las ocho de la mañana, encerio todo se miraba hermoso. Pero no tanto como Irlanda y su amanecer, mirar como lentamente el naranja de los rayos solares pintaban el verde esmeralda de las montañas era merecedora de estar en una pintura.

Nunca creyó que en algún momento lo besaría y no importaría nada, ni siquiera lo débil y vulnerable que se vería, lo patético. Antes él, no se hubiera permitido mostrarse así, pues sus objetivos eran otros, pero ahora ¿que objetivo había?, no había nada que le impidiera amar y ser amado, no había nada más importante que su amor por namjoon.

Y todo empezaría hoy. No podía permitirse cometer los mismos errores del pasado, no ahora que tenía una oportunidad, una que creyó perdida aquella noche que lo vio llorar y preguntar que podía hacer y exigir una respuesta con la mirada echa polvo.

Recordaba que ese día... Su corazón se había roto en tantos fragmentos que era imposible formular palabras de aliento, no podía decir un todo estará bien, pues no sabía si lo estaría, tampoco podía decir, que era mejor, ya que no sabía, siquiera lo que pasaba.

Recordaba sentir frío y un miedo insoportable. No sabía, no era consiente de qué lo había ocasionado, por qué pasaba éso, que había hecho mal, ¿Al casó, fue un castigo por enamorarse de él? O... ¿Al caso solo le habían prestado tiempo para expresar lo sentido por él?.

No lo sabía. pero sí éra así, que crueldad.

Asentó el vaso en el fregadero y con un suspiro que no era de cansancio ni tampoco liberador, era uno pensativo, miró el gotiar del grifo.

¿Por qué namjoon no le había dicho nada?.

¿Por qué él, no había dicho nada?.

¿Por qué no lo recordaba?.

¿Que había pasado y que debía hacer para solucionarlo?.

Se dió la media vuelta rendido a las dudas, encerio namjoon tendría mucho que responder, muchas dudas que aclarar y no sabía si todas tendrían respuesta. Lo que si sabía, era que no estaría quieto hasta saber más del tema.

🖤Eres mi mejor pecado🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora