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La independencia es un privilegio que no muchos adultos jóvenes pueden darse, esto por diversos factores: años dedicados a estudios universitarios, la tardía inserción en el mundo laboral, falta de dinero, la costumbre familiar de estar reunidos, o porque simplemente su cultura se los prohíbe hasta el matrimonio, y Agoti estaba a punto de gozar dicha concesión a la cual él solía relacionar con la famosa "emancipación".

— ¿Estás seguro de esto? —Preguntó una vez más el alto hombre fuego en lo que giraba a ver a su hijo menor.

— Por supuesto que sí. —Respondió Agoti con total agrado y confianza.— ¿Tanto dudas de que pueda vivir solo? Vamos, viejo, tenme fe.

— No es eso, es solo que... Carajo, Agoti, ni siquiera Aldryx ha querido irse a vivir solo. —Dijo señalando al mencionado que por otro lado gozaba del cómodo sofá nuevo.— Esto será mucho para ti.

— Nah, nada me queda grande, te lo aseguro, me acostumbraré con el tiempo, no te preocupes tanto. —Dijo haciendo un gesto con su mano para que no lo piense de más.

El hombre fuego sintió la necesidad de rechistar, su hijo menor no sabía cocinar, no sabía lavar, no sabía doblar la ropa, entre muchas cosas más que eran vitales para la independencia; así que esto definitivamente era mucho para él, pero decidió darle la oportunidad de que viva la experiencia, estaba seguro de que volvería con el rabo entre las patas dentro de poco, además, ¿qué tan desastroso podía ser?, si no había quemado la enorme casa en la que vivían juntos tal vez no lo haga con ese enorme y lujoso departamento.

Acomodando sus lentes en absoluto silencio, Solazar se apartó de la sala de estar en donde sus hijos disfrutaban de su comodidad actual, ingresando en el comedor donde aún yacían varios utensilios de la cocina que debían acomodarse en su respectivo sitio, tomando el pequeño cuaderno en el que habían anotado la gran lista de cosas que compraron para llenar ese departamento tan costoso; procedió a cambiar la hoja, elaborando poco a poco una lista de los quehaceres básicos de un hogar con instrucciones para evitar mayores desastres, conocía a Agoti.

Finalmente arrancó la hoja y volvió a su caminata, adentrándose en la cocina, específicamente en dirección al refrigerador donde tomó uno de los infantiles imanes que le decoraban y acomodó aquel papel en la superficie. "Aprueba de tontos" pensó mientras acomodaba su corbata un poco y trataba de destensar su cuerpo, había cuidado a esos muchachos por mucho tiempo, que crecieran y fueran abandonando el nido era un cambio significativo en su vida a pesar de que se negara a admitirlo en voz alta. Estaba seguro de que Aldryx no dejaría su hogar, era demasiado flojo como para depender de sí mismo, en cambio, Agoti siempre había mostrado un enorme interés en crecer más rápido que cualquiera de su edad, siempre quería más de lo que ya tenía, no era un chico tonto, pero era demasiado infantil y eso era lo que le asustaba.

Volviendo a la sala, solo pudo mantenerse en silencio al ver a su hijo menor casi pegado al gran ventanal que daba vista a la gran ciudad, estaban en el piso 17, definitivamente tenían una vista espectacular y lo merecían por el precio a pagar.

— Aldryx, nos vamos. —Habló Sol cruzándose de brazos.

— Vale. —Suspiró el rojizo chico levantándose del sofá.

— ¿Tan pronto?, ¿acaso no van a quedarse a cenar? —Preguntó Agoti volteando en dirección a sus "invitados".

— No, nos vamos. Sí me quedo más tiempo me terminaré de convencer de que es mala idea dejarte aquí solo.

— Entonces váyanse. —Se apresuró a decir mientras parecía arrearles a la puerta principal.

Casi empujándoles, Agoti los direccionó a la salida, lugar donde Solazar se detuvo a pesar del forcejeo que ejecutaba su hijo menor.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora