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Con los ojos hinchados, Agoti permanecía tendido en su cama, su vacía y fría cama. Anhelaba sentir la compañía de alguien más bajo esas solitarias sábanas, pero no la de cualquiera, sino que lo quería a él, lo anhelaba a él y a nadie más. Tabi había bloqueado su número; posiblemente por soberbia, y ahora ni siquiera pudo llamarle para saber si estaba bien, o mensajearle para saber a dónde iría a pasar la noche.

La soledad le hacía sentir vulnerable, ¿siempre fue así? No recordaba ser tan dependiente de una persona, tal vez eso era algo malo, aún así, lo quería recuperar, pero ¿cómo?

No pudo pegar ojo en toda la noche, al contrario de eso, lloró como nunca antes lo había hecho. Con el teléfono en mano, esperaba alguna señal de vida o de perdón por parte de Tabi, pero era evidente que no llegaría, al menos no tan pronto, y mucho menos por cuenta propia.

¿El se sentiría igual?

Definitivamente era su culpa, tuvo que haber aclarado sus sentimientos en cuanto pudo, pero ¿cómo podía hacerlo bajo presión? No todos eran tan rápidos con sus sentimientos, tampoco debió ser apurado, ¿o si?

Sintiendo un poco de pesar por el cansancio, sus párpados en respuesta fueron cerrándose, se permitiría un descanso, tal vez no lo merecía, pero llorar toda la noche le había quitado totalmente las energías. Haciéndose presente el vibrar del teléfono, sus ojos se abrieron completamente, encendiendo la pantalla para así solo confirmar que el mensaje recibido no era de Tabi, al contrario, era del chico bomba. "¿Cómo estás?, ¿cómo salió todo?" Decía el mensaje, y la verdad, no se sentía con ánimos para escribir su desgracia, no quería dejar registro de ese caótico día, así que simplemente desbloqueó el teléfono y marcó a su número, esperando que al menos este chico sí pudiera contestarle.

— ¿Hola? —Dijo Whitty al contestar.— ¿Qué pasa?, ¿estás bien?

— Whitty. —Habló con su voz algo quebradiza.— Todo está mal, me quiero morir.

— ¿Qué?, ¿qué pasó?

— Tabi se fue. —Sorbeteó su nariz.— Me hizo un ultimátum y... No supe cómo responder y se fue.

— ¿Ultimátum?, ¿en qué sentido?

— Me preguntó si lo usaba, y no pude decirle que lo amaba, estaba demasiado nervioso... —Lagrimeó nuevamente.— Lo que menos quería era lastimarlo y yo... N-no puedo hacer nada bien, ¡me odio!

— Demonios. —Frotó una mano en su rostro, en parte eso era su culpa.— ¿Dónde está él ahora?

— No tengo idea. —Sollozó.— Me preocupa, p-pero no sé qué hacer.

— Tranquilo, lo resolveremos. —Suspiró.— Llegó el momento, Agoti.

— ¿Uh?, ¿de qué?

— Hoy... Vas a declararte a Tabi.

Los ojos del joven demonio se iluminaron un poco en lo que se hacía bolita bajo las cobijas, ¿declararse?, pero si no pudo hacerlo antes, ¿cómo lo haría ahora? No sabía cómo hacerlo con exactitud, solo había visto cursilerías así en películas o series, pero él jamás tuvo que hacer el esfuerzo de declarársele a una persona.

— No sé cómo lo haremos, pero te trataré de ayudar. —Insistió el chico bomba.

— Pero-

— Sin peros, Agoti. Debes darlo todo por tu hombre, es ahora o nunca, te ayudaré a recuperarlo, y no lo dejarás ir nunca más. Le vas a demostrar que lo amas, que lo respetas y que te importa. Jamás volverá a irse de tu lado.

Aquello le llenó un poco más de esperanza y confianza, no tenía idea de que diría, pero lo planearía bien, posiblemente Tabi no se presente tan temprano, así que lo haría en grande mientras tenía tiempo.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora