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Incorporándose en la cama, Aldryx llevó su mano a su cuello, notando el escozor de una notoria mordida bastante fresca en aquella zona, pero a este nivel ya era bastante costumbre tenerlas esparcidas en su cuerpo, pero nunca había tenido una en un lugar tan visible, sería un problema para cuando regrese a casa, Solazar seguramente preguntaría, pero ya era un problema para el Aldryx del futuro.

Mirando al hombre dormido a su lado, sus mejillas se acaloraron un poco al pensar en lo tranquilo que podía verse después de ser tan activo en medio del sexo. No le gustaban los hombres más altos que el, pero sí le veía bien, Fluxios tenía su encanto, aunque no era del todo su tipo.

Deslizando suavemente su mano por el rostro del hombre, despejó aquellos mechones de cabello que se interponían en su vista, mimando su pómulo con su pulgar, y supo que tenía que parar al darse cuenta de que en realidad no le disgustaba tanto verle de esa manera. Tenía que mantenerse al margen. Apartando su mano, se arrastró hasta el borde de la cama, rascándose la nuca mientras que se quejaba un poco, sentía las piernas algo entumecidas.

— ¿Ya te vas? —Preguntó algo adormilado el otro hombre de pálida piel y encorvada postura.

— Sí, tengo un turno en la tienda dentro de un rato. —Se puso de pie, reuniendo su ropa la cual estaba esparcida por la habitación.— ¿Puedo usar tu ducha?

— Claro, usa lo que quieras. —Se acomodó nuevamente en la cama, la verdad es que si estaba cansado.— ¿Quieres que pase a dejarte al trabajo? Es algo tarde para que andes por ahí solo.

— No, gracias. Ya resultó muy raro que pasaras a por mí hoy, ¿qué pensarán mis compañeros de turno?

— Que eres un empleado muy suertudo~

— ... Mejor vuelve a dormir. Además, no es como si me fueran a asaltar, nadie se atrevería.

Riendo un poco, Flux le llevó la contraria, en realidad siempre había sido así, pero había algo en ese joven de piel rojiza que despertaba la locura en su corazón. Tal vez era su cuerpo, o tal vez era su actitud, siempre le habían gustado los desafíos, y Aldryx Andromeda definitivamente era uno.

Imitando su acción, él fue a tomar una ducha al baño de invitados, si bien solían tener intimidad no estaba dentro del contrato entre los dos el compartir esa privacidad fuera de la cama, a menos que fuera para follar, y estaba seguro de que Aldryx no querría hacerlo en la ducha, menos con el tiempo tan ajustado.

En cuanto ambos estuvieron aseados y vestidos, el más alto le ofreció hacer una pausa para comer, pero el Andromeda era arisco, apenas había aceptado que le llevara al trabajo en su auto, ¿cómo iba a convencerle de quedarse a comer?

— ¿Estás seguro de que estás en condiciones de trabajar? —Preguntó Flux estacionando el vehículo.

— Si, tampoco es que vayas a dejarme indispuesto. —Se quitó el cinturón.— Gracias por el aventón.

— No agradezcas. —Se bajó del auto, apresurándose a ir del lado de copiloto para así abrir la puerta para el.— Ya te transferí el dinero, revisa tu cuenta y avísame si te llegó.

— De acuerdo. —Se bajó del auto, rechazando de forma directa el sostener la mano de Flux, no era una damisela.

Cargando su mochila en su hombro, se dignó a mirar a ambos lados para cruzar, pero el brazo de Flux rodeó su torso deteniéndole en el momento en que quiso caminar al otro lado de la calle.

— ¿Qué pasa? —Preguntó Al.

— Olvidaste mi besito de despedida. —Se señaló la mejilla de forma burlona.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora