25

163 13 16
                                    

Sacando su medicamento anticonceptivo, Agoti se apresuró a esconder la caja de aquella medicación en un lugar donde Tabi no solía meter sus manos. Desde que vivían juntos había tenido que ser más responsable con dicho tratamiento, ya que la verdad su vida sexual estaba más activa que nunca, y si bien no tenían sexo todos los días ahora tardaban más en terminar y podían llegar a hacerlo varias veces al día, ¿de dónde sacaban la energía para eso? Ni él lo sabía.

— ¿Cómo es posible que una vida nueva dependa de esta cosa? —Dijo observando la pequeña pastilla entre sus dedos.

Al contrario de las mujeres, él no podía saber con certeza por la falta de periodo mensual, así que debía mantener este tratamiento constante, si se saltaba un solo día podría significar su fin... No literalmente, pero es que aún estaba cuestionándose sobre si quería tener hijos, además Tabi no sabía sobre ese aspecto suyo... aún.

— Agoti. —Se escuchó hablar al ruso desde fuera del baño.

— ¡Damn!

Cerrando el cajón donde escondía su medicamento, se apresuró a meter la pastilla a su boca, tomando el vaso de agua que tenía en el lavamanos para así pasar la pastilla rápidamente, aunque el nerviosismo amenazó con traicionarle, pero la pastilla finalmente pasó por su garganta. Secándose la boca con la toalla, escuchó como la puerta a sus espaldas se abría, y con ello, este finalmente volteó a ver en su dirección, ampliando una sonrisa poco natural, pero le costaba disimular con la tensión encima.

— ¿Si? —Preguntó, apoyándose en el lavamanos con un nerviosismo evidente.

— ¿Estás bien?

— Si, ¿por qué no debería estarlo?

— No lo sé, generalmente te comportas raro cuando escondes algo, ¿de qué se trata?, ¿qué rompiste ahora?

— La pregunta ofende. —Le dejó ver todo a sus espaldas.— No he roto nada, solo... —Frunció el ceño, dándose cuenta que estaba arreglado en su día libre, cuando no tenía trabajo solía quedarse con pijama todo el día.— ¿A dónde vas?

— Ah, saldré con un amigo, ¿cómo me veo? —Metió sus manos en sus bolsillos.

— ¿Por qué no me dijiste que saldrías? —Se cruzó de brazos.

— Te lo dije anoche, estábamos viendo la película del dinosaurio, esa aburrida que daba en el canal 417.

— No lo recuerdo, ¿y quién es tu amigo?

— Ay, Agoti. Ya pareces novia tóxica, cálmate. —Tomó sus mejillas, dando un beso en sus labios para luego dar palmadas en su hombro.— Volveré después de almuerzo, o tal vez más tarde. Te dejé preparado algo para comer, recuerda meterlo a calentar sin el aluminio.

— Vale.

— Cuídate, avísame si necesitas algo.

— De acuerdo. —Dudó, pero le siguió hasta la puerta principal como si de un cachorro necesitado de atención se tratara.— Llá-llámame si ocurre algo, ¿si?

— Claro.

— Cuídate.

— Que siii. —Salió.

Sintiendo un pesar extraño en sus hombros, Agoti deslizó sus dedos alrededor del anillo que aún mantenía puesto, la verdad es que no se sentía del todo cómodo sin saber con quién se reunía, ¿esto era estar celoso?, ¿o solo era curiosidad? Siempre fue alguien muy entrometido, pero jamás imaginó que a tal punto.

Sintiendo algo de enojo, decidió cerrar la puerta y adentrarse en su departamento nuevamente, caminando hasta la cocina para así revisar que había preparado su conviviente para el. Abriendo la nevera, buscó aquel envase en el cual Tabi solía dejarle la comida, notando como había preparado unos dumblings bañados en alguna salsa, y la verdad, solía comer por estrés, esta no sería la excepción.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora