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Jadeando ante el deslizar de las palmas ajenas en su piel por debajo del agua, Agoti se estremeció casi por completo, suspirando de forma sutil y placentera ante cada uno de los besos húmedos que su novio daba sobre su cuello y hombro, siendo así como un gemido se escapó de sus labios ante una mordida que marcó su cuello, tanto como a su pareja y mejor amigo le gustaba demostrar su dominio sobre su cuerpo.

Las yemas de los dedos de Tabi presionaron sobre sus nalgas, haciéndole apegarse aún más a su cuerpo, y Agoti en realidad no se opuso en absoluto, jamás lo haría, amaba cada centímetro de la anatomía ajena, y tenerle junto a él le hacía sentir tan sumiso, más por la evidente diferencia entre la fuerza de ambos. Abrazándole por encima de sus hombros, el demonio gimoteó al sentir la lengua de su amado humedecer su cuello, seguido a esto y luego de varios chupetones en su piel morena, el mayor buscó besar los labios del Andromeda, y en cuanto entraron en contacto, el demonio sostuvo las mejillas del más bajo con ambas manos, ladeando su cabeza sutilmente para más comodidad. Inicialmente tiernos y cortos, los besos se transformaron en la fuente principal de suspiros e intercambios de jadeos. La lengua de Homskyi finalmente dio con la atrevida y exploradora lengua del demonio, quien sin vergüenza alguna invadió su cavidad bucal, pero su atrevimiento no duró mucho.

— Haa~ —Gimió Agoti al percibir los dedos ajenos en su interior, aún unido a los labios ajenos por un delgado hilo de saliva.

— Sigues tan delicado como la primera vez. No sabes cuánto me prende lo receptivo que te pones en estas situaciones. —Habló junto al oído del menor, tomándose la libertad de meter y sacar sus dedos del recto de su novio.

— ¡Ah! —Arqueó su espalda, moviendo su cola de forma frenética perturbando así la tranquilidad del agua en la bañera.

La risita burlona y grave del mayor hizo a Agoti sentir unas vibraciones en su cuerpo, ese hombre ni siquiera tenía que intentar prenderlo, con su simple existencia ya le hacía sentir completamente caliente. Siguiendo las órdenes del manejo de las manos ajenas, Agoti se separó del ruso que le acompañaba, dándose la vuelta, y apoyando sus manos en el fondo de la bañera, quedando en posición de 4, hasta que fue el mismo extranjero quien le hizo alzar el culo, levantando su cola con brusquedad. No era la primera vez que Tabi veía su entrada, pero el pasivo no podía evitar sentirse tímido. Suspirando, trato de no pensar en la facilidad con la que ese hombre le tenía en aquella posición, pero bastante le sorprendió sentir cierta calidez en su retaguardia.

— ¡¿Ah?! —Miró por encima de su hombro confirmando así sus sospechas.— T-Tabi, espera- ¡Aahh~! —Se sostuvo de los bordes de la tina.

La lengua del mayor estimuló su entrada, siendo uno de sus dedos su fiel compañero de jugueteo en aquella zona tan delicada del pasivo. Agoti mordió su labio, tratando de alejarse por ciertos instantes, no le incomodaba, pero le preocupaba lo mucho que lo estaba disfrutando, Tabi le había metido la lengua por su intimidad frontal, pero jamás por atrás.

— Oooh~ Tabi, n-no, espera... —Suspiró, arqueando aún más su espalda, se sintió débil y lleno de cosquillas.

La mano del mayor empujaba su cola fuera de su camino en lo que sumergía su rostro entre las nalgas del menor, quien estremeciéndose bastante por momentos, ya no se oponía, y su miembro expuesto daba a entender que lo estaba disfrutando bastante, pero no duraría así por siempre. Separándose de su culo, Tabi se posicionó mejor, arrodillándose en la bañera, metió su dedo medio y anular en el ano de su novio, torciéndolos sutilmente, y cuando estuvo listo, o al menos a su parecer, perfiló su miembro contra su entrada y lo introdujo de una sola estocada, gimiendo al mismo tiempo que su novio, quien a pesar de haberlo hecho tantas veces hasta ahora, su recto seguía apretando bastante, como la primera vez.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora