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Despertando en un día más, Agoti se incorporó en su cama, parpadeando con lentitud y arrepentimiento de haber despertado tan luego y no haber apagado su despertador la noche anterior al decidir desvelarse jugando videojuegos, posteriormente y sin pensárselo mucho volvió a recostarse. Había pasado solo una semana de su independencia y ya estaba comenzando a aburrirse de esas responsabilidades que anteriormente podía permitirse ignorar viviendo con su padre, pero ahora no.

Apagando la alarma, se aproximó al borde del colchón a arrastras, poniéndose sus pantuflas antes de encaminarse fuera de su habitación. Entrando en la cocina, observó tal y como los últimos días aquella nota de su padre que había sido anclada en la puerta del refrigerador durante el primer día de estancia en el lugar, decía cosas como:

• Hacer la cama.
• Hacer/pedir el desayuno/almuerzo/cena.
• Limpiar.
• Lavar la ropa.
• Secar la ropa.
• Ordenar.

Y un montón de cosas más que continuaban en aquella lista de quehaceres, con instrucciones detalladas, obviamente, era algo torpe y su padre lo sabía bien.

Haría la cama luego, ahora quería comer algo para poder comenzar bien el día, así que se aproximó a los muebles cercanos para así sacar pan de molde fresco y delicioso, aunque odiaba los bordes, no entendía como la gente podía tolerar la textura de esa parte del pan, era desagradable a su parecer, y se había metido muchas cosas a la boca, así que el problema no era él.

Sacando algo de la nevera, el timbre de su hogar se hizo oír por gran parte de su vivienda, así que quisiera o no tenía que atender sin excusas.
"Es muy temprano para estar lidiando con gente" pensó mientras volvía a cerrar la nevera, caminando con desgano hasta la puerta principal, donde una amplia sonrisa se manifestó al encontrarse con sus dos mejores amigos, la verdad, creía que se trataba de algún vecino.

— ¡Ayana! —Exclamó alzando sus brazos, rodeándola con ellos mismos antes de levantarla del suelo.

— Jajajaja, hola, chico grande, ¿tanto te alegra verme? —Preguntó de forma juguetona mientras apretaba la mejilla del muchacho.

— Pues obvio que sí. —Rió, volteando poco después a ver su otro amigo a quien le ofreció también un abrazo, pero fue rechazado.

— No, sin abrazos. —Interrumpió poniéndole una mano en el pecho.

— De acuerdo... ¡Pasen! —Les dejó el camino libre.

Limpiándose los zapatos, ambos invitados se adentraron en aquel enorme departamento, ninguno de los dos estaba ahí por primera vez, pero a la chica seguía fascinándole mucho las vistas que tenían. Agoti cerró la puerta, caminando detrás de sus invitados antes de rodear el cuerpo del ruso por la espalda dándole un fuerte abrazo y recibiendo un sutil codazo como respuesta, ese chico era esquivo estando en compañía de otros, ja, ¿quién podría imaginar que se lo comía en privado?

— ¿Nos acompañarás hoy? Para la película, ¿recuerdas? —Preguntó la chica, volteando a verles con una sonrisa.

— Claro que si, no me lo perdería, ¿qué veremos? —Soltó a Tabi, acercándose a su amiga para dejar que ésta mimara sus mejillas como de costumbre.

En silencio absoluto, el ruso simplemente los observó de lejos a ambos por unos prolongados segundos, ignorando poco después la posible charla amistosa que podrían tener, y solo se adentró en aquellos pasillos como si de su propia casa se tratara, abriendo las persianas de la habitación de Agoti, dejó que el cuarto se ventilara un poco en lo que estiraba y acomodaba la cama, Agoti definitivamente lo haría mal como la última vez, no le molestaba ayudar, pero estaba planteándose seriamente el enseñarle a hacer mejor las cosas, estaba seguro de que tampoco habría desayunado por no saber usar la maldita cafetera. Tras ordenar sus zapatillas y ropa, se desplazó al cuarto de lavado para así meter la ropa a la lavadora, y la que ya estaba en la lavadora la metió en la secadora; posteriormente salió de aquel cuarto, desplazándose a la cocina para así subir sus mangas, lavar sus manos y ponerse a cocinar algo rápido como para desayunar, huevos revueltos, pan tostado y algo de café, tampoco iba a esmerarse mucho en un banquete.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora