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Alejando el malvavisco de aquella fogata, Agoti sopló sobre este para enfriarlo un poco. La golosina en su delgada varilla estaba bastante dorada por el calor del fuego, aunque a él le gustaban más quemados, pero había leído que hacían un poco mal a la salud comerlos así, y lo que menos quería era enfermarse del estómago estando tan lejos de casa.

— Mira. —Se lo enseñó a su novio, quien como siempre, le dedicó una sonrisa y apretó su mejilla.

— Está muy lindo. —Le respondió Tabi.— Cómelo antes de que te lo quite para mi.

— Ya te comiste 9, no seas goloso.

— No me aburro de ellos. —Reposó su cabeza sobre su hombro.

Sonriendo con las mejillas algo ruborizadas, Agoti simplemente comenzó a dar mordidas en aquel malvavisco caliente que se mantenía en la punta de su varilla. Había subido varias fotos a internet de aquel viaje, algunas algo amorosas con su querido novio, así que los fans ya estaban empezando a sospechar, pero en parte no le preocupaba tanto. Era cuestión de tiempo para que lo hicieran público oficialmente.

Dalia se estiró un poco, tomándose la libertad de bostezar ampliamente en lo que una de sus manos cubría su boca. La verdad, ya se les había hecho bastante tarde, y si bien imagino que Ayana sería la primera en irse a dormir le sorprendido bastante que fuera el chico bomba, quien había estado más animado que todos durante la tarde.

— Bueno. —Habló la morena levantándose de aquel tronco que usaba de asiento.— Creo que me iré a dormir yo también, ya me pesan los párpados.

— Yo también iré a acostarme. —Coincidió Ayana.— Sino la reina del drama me va a poner mala cara si luego interrumpo su sueño recuperador de belleza. —Se mofó.

— Para tu información, sí he notado cambios en mi hermosa piel desde que empecé a dormir temprano.

— Eso es porque yo cambio constantemente las sábanas de la cama, no porque duermes.

— Como sea. —Se cruzó de brazos.— Buenas noches, chicos. Que duerman bien, espero no oír sonidos extraños por la noche.

— Con ustedes tan cerca dudo que hagamos algo. —Rechistó Agoti en defensa.

— Recuerden que mañana apenas despertemos comeremos algo poco e iremos a pescar. —Aprovechó de mencionar Tabi, la verdad es que eso le había bastante ilusión.

— De acuerdo. —Dijo Ayana siguiendo a su pareja dentro de la tienda de campaña que les correspondía.

Agoti achinó sus ojos volteando a ver a Tabi, quien simplemente volvió a acurrucarse con el. Todo esto era una vista bastante presumida a ojos del otro ruso, quien en realidad se había negado a ir a dormir simplemente porque quería estar lejos de Whitty otro rato más. Ese chico se había estado comportando raro con él toda la tarde, no podía soportarlo.

El rato pasó, y cuando los malvaviscos y temas de conversación se iban acabando, los otros dos también decidieron ir a dormir, siendo el digidevil el primero en meterse a su carpa para poder cambiarse de ropa dentro, Tabi aprovechó de guardar las cosas que habían quedado y luego miró a su amigo, quien simplemente permanecía de pie junto a la fogata, su silencio le trasmitía paz, pero en parte le producía curiosidad.

— ¿Todo bien? —Le preguntó, ladeando su cabeza en lo que se quitaba su gorra.

— Sí. —Respondió Ruv.— Solo pensaba que... No tengo muchas ganas de ir a pescar mañana. —Le miró de reojo.— Prefiero descansar como corresponde, así que no me despiertes.

— De acuerdo. —Miró la fogata, desplazando su vista hasta el jarrón con agua que sostenía el hombre del parche.— Que descanses entonces.

— Hasta mañana.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora