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Tras que el bebé pasara la noche en casa de Agoti y disfrutara del cariño y atención de ambos jóvenes, finalmente llegó la hora de irse; Aldryx pasó a recogerlo temprano por la mañana mientras iba de camino a la casa familiar, él también había pasado la noche fuera, necesitaba pensar en todo lo relacionado con el nuevo miembro de la familia sin soltar la sopa a su padre antes de tiempo, ya estaba más mentalizado, al menos mucho más que ayer, ahora tenía un diálogo al cual recurrir en caso de que haga falta.

— ¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe? —Preguntó Agoti.

— Seguro. —Asintió viendo al bebé en el transportador de infantes.— Esta responsabilidad es mía por no cuidarme como se debería, supongo que me tocó ser papá.

— Suerte con eso, sí necesitas ayuda puedes pedírmela.

— Nah, estaré bien, lo que más me frustra es la cuestión del dinero, pero buscaré un Sugar Daddy, no te preocupes.

— Comparte.

— No, tú ya tienes a tu amante. —Le dio la espalda.— Te hablaré luego de que haya confesado esto a Solazar, deséame suerte.

— Te deseo mucho éxito en tu misión mortal. —Se rió, pero luego recordó algo que Tabi le mencionó antes de bajar.— Oli ya va alimentado, así que no le des más comida por ahora.

— ¿Oli?

— Sí, de "Oliver", Tabi dijo que tenía cara de Oli y pues así se quedó.

Guardando silencio, Aldryx dirigió su mirada al bebé que dormía en el transportador de infantes, la verdad no sabía nada de nombres adecuados, pensó en opciones toda la noche, pero Oliver no era una mala opción, tal vez podría ser su segundo nombre. Despidiéndose, el mayor de los hermanos Andromeda finalmente se retiró para no perder más tiempo. Mientras tanto, Agoti le vio alejarse con el bebé hasta que les perdió de vista. Le daba un poco de pena separarse de Oli, pero no sería la última vez que lo vería de todos modos, solo les deseaba lo mejor.

Volviendo dentro del edificio, subió por el elevador hasta llegar nuevamente a su piso, viendo al vecino de siempre saludarle desde lejos, y como en esta oportunidad si estaba de humor le devolvió el saludo con una agradable sonrisa.

Entrando en su departamento, cerró la puerta detrás de él, y al percibir el absoluto silencio en su vivienda supo que Tabi se encontraría en su habitación disfrutando de la comodidad de la cama nueva. Yendo directamente hasta allá, una sonrisa se formó en sus labios al verlo completamente derrotado en medio del colchón, es prácticamente lo que él también había planeado hacer.

Acercándose, gateó sobre la cama hasta poder quedar sobre la espalda del ruso, quien con flojera, soltó un pequeño quejido al notar como se sentaba en su espalda baja. El menor aprovechó de deslizar sus manos por la gruesa espalda del extranjero, brindándole un dedicado masaje para así poder ayudarle a llegar al relajo absoluto.

— ¿Estás cansado? —Preguntó Agoti.

— Mucho. —Contestó, sintiendo un escalofrío ante las delicadas atenciones que sus músculos recibían.— Cuidar un niño es difícil, pero me gustó la experiencia.

— A mi también. —Concordó.

Recordando lo ocurrido en la noche, las mejillas de Agoti no tardaron en enrojecer. Tabi había jugado bastante rato con Oli, lo había aseado e incluso le mimó hasta hacerlo dormir. Este ruso era encantador, ¿acaso trataba de convencerle indirectamente de que le diera hijos?

Reposando su cuerpo sobre él de su querido amigo, el joven artista rodeó el torso del ruso con ambos brazos, cerrando sus ojos para así poder percibir el sutil movimiento de su amigo ante cada respiración. El silencio era relajante, podría quedarse dormido en cualquier momento, pero Tabi tenía otros planes.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora