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Un suspiro se escapó de entre los labios de Aldryx al momento de llegar a casa, había sido una tarde laboral bastante problemática, más porque ahora a donde sea que vaya le parecía ver a esa mujer que se aproximó a advertirle sobre las curiosas mañas del superior con quien se encamaba. Sabía que estaba siendo paranoico, ya que no era posible que existiera una dama tan cargante como para seguir hostigándole aún después de haber completado su cometido, pero aún así le preocupaba que tan lejos podía llegar esa mujer, podía estar en cualquier parte, y él podía protegerse, pero aún así le preocupaba el bienestar de esa pequeña criatura que ahora mordía uno de sus juguetes blandos para estimular sus encías.

— Hola, Oliver. —Saludó, arrodillándose en aquella zona de juegos que habían adaptado en la sala para mantener entretenido al menor.

Entre sonidos inentendibles, el pequeño Oli dejó caer aquel mordedero, girándose sobre su cuerpo para así gatear con torpeza hasta llegar al regazo de su padre, quien trató de no tocarle con las manos sucias, pero aún así ladeó su cabeza y le sonrió. Había aprendido a querer a ese pequeño clon suyo, si bien le había llenado de responsabilidades, era de las mejores cosas que le había pasado ese año.

— Oh, llegaste temprano. —Se dio a notar el solarisapien que entraba en la sala.— ¿Cómo te fue?

— Bien. Salí temprano porque realizaron un cambio de turnos de último momento. —Explicó viendo al infante arrastrarse hasta su abuelo.

— Me alegra, el horario que tenías era horrible. —Recogió a Oliver.— ¿Ha surgido alguna novedad con esa mujer que te hostigó? Si quieres puedo iniciar una investigación si me das detalles de lo sucedido.

— Nah. —Se levantó, ruborizándose sutilmente ante la vergonzosa idea de que Sol se entere de su aventura con su superior.— No es algo que no pueda manejar, lo tengo bajo control, pero gracias por la oferta. —Se estiró un poco, yendo hacia las escaleras.— Iré a tomar una ducha, cuida de Oli hasta que vuelva, ya después quedas libre.

— Vale.

Yendo escaleras arriba, Aldryx aprovechó de desvestirse durante el camino a su cuarto, cerrando la puerta tras su espalda para así adentrarse en su baño personal, dejando caer su ropa y piezas de uniforme en el cesto de ropa sucia, y dejó correr el agua en la ducha, pero antes de meterse se quedó mirando en el reflejo del espejo. Tanteando su tacto por su piel, se quejó un poco al notar que aquellas mordidas y chupetones ahora eran casi imperceptibles, generalmente eso le daría bastante gusto, pero eso era señal de que Fluxios tendría más espacio donde marcar su piel, ya casi podía sentir sus manos apretando su cadera, ¿cómo es que ese sujeto podía dominarlo con tanta facilidad? Nunca había sido pasivo hasta que llegó el a su vida.

Chistando la lengua, decidió ignorar aquellos pensamientos que hacían cosquillear su vientre, detestaba pensar en ese hombre con morbo, solo tenían sexo por conveniencia, no porque hubieran sentimientos de por medio, no podía enamorarse, el amor no era lo suyo. Entrando en la bañera, dejó que su cuerpo se humedeciera por completo bajo la presión del agua, y cuando estuvo listo comenzó a enjabonarse, deslizando sus palmas por su cuerpo varias veces para así quitarse el sudor que había acumulado en la calurosa tienda donde trabajaba, al menos hasta que notó un escozor en su espalda baja, y tras tantear con sus dedos aquella zona, notó unos arañazos que Flux había dejado de bonus la última vez que estuvieron juntos.

— Que hombre más violento. —Se quejó, abrazándose a sí mismo con molestia.

"Aunque... Tampoco lo hace mal" pensó algo embobado en lo que sus manos se devolvían hasta su propia cintura, algo que Flux solía decirle era que tenía una cintura delgada, pero claro, él era enorme, cualquier cosa para él era pequeña. Dejando de pensar en tonterías, se apresuró a terminar de bañarse, después de todo, ya le tocaba cumplir su rol como papá.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora