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Bajándose del vehículo, Agoti se apresuró a correr en dirección a la cabaña donde se realizaba aquel evento de Halloween, entusiasmado de convivir, pero la voz de su hermano mayor le hizo detenerse a mitad del camino y regresar al vehículo.

— ¿Qué pasa? —Preguntó asomándose en la ventana abierta.

— Se te olvidaron estas cosas. —Le entregó unas alas negras.

— Oh Damn. Muchas gracias. —Las cargó bajo el brazo.— ¿Seguro de que no te quedas? Haremos una hoguera gigante en unas horas.

— Me encantaría quedarme, pero tengo que trabajar. Oli no se va a alimentar solo. —Suspiró.— Cuídate mucho, llámame si necesitas algo, si no te contesto llama a Solazar, el nunca deja pasar tus llamadas.

— Claro, claro. —Le restó importancia.— Ya lo sé, que te vaya bien en el trabajo.

— Gracias. Y a ti con tu hoguera.

Asintiendo, Agoti volvió a alejarse del vehículo, viendo atrás únicamente para así ver cómo su hermano mayor se retiraba de aquella zona, les había costado bastante encontrar el lugar, pero al fin estaba aquí, algo tarde, pero ya estaba.

Metiendo su camisa bajo el pantalón, se terminó de abrochar dicha prenda, subiendo la cremallera para luego terminar de arreglar el resto de su cosplay, se había terminado de ver una serie de ángeles y demonios hace poco y había quedado encantado con uno de los personajes, así que definitivamente no podía dejar pasar la oportunidad. Poniéndose las alitas negras, tocó la puerta torpemente y continuó arreglándose la ropa, definitivamente no era buena idea salir corriendo del trabajo y vestirse en el auto.

— ¡Feliz Halloween! —Saludó Dalia luego de abrirle la puerta.— Llegas justo a tiempo, la fiesta empieza a ponerse buena. —Le dejó pasar.

— Genial, eso es porque llegó el alma de la fiesta. —Respondió Agoti echando un vistazo al lugar.

Acomodándose la ropa, terminó de ajustar su cinturón, posteriormente empujó contra el puente de su nariz aquellos lentes oscuros que utilizaba para complementar el disfraz, tras no lograr localizar a sus amigos entre los invitados volvió a ver a la novia de su mejor amiga para conseguir algo se orientación en el lugar.

— ¿Dónde están los chicos? —Preguntó, aprovechando de acomodar el tirante de las alas negras de su traje.

— Vamos a ver... —Miró a su alrededor.— Ayana y Tabi estaban juntos en la mesa del "ponche embrujado". —Señaló una mesa a la distancia.

— De acuerdo, gracias.

— Lindo disfraz de Crowley. —Aprovechó de halagar.

— ¡Lo notaste! —Sonrió.— Muchas gracias.

Adentrándose en el lugar, se sintió bastante aliviado de que las alas del traje fueran considerablemente pequeñas como para movilizarse entre el resto de la gente del lugar. Había tenido que improvisar con ello, ya que no le había dado mucho tiempo a planificar su cosplay, el trabajo había estado teniéndole hasta el cuello durante los últimos días, pero al fin había llegado un evento festivo. Era hora de divertirse un rato.

— ¡Hola! —Saludó al llegar con sus amigos.

— Hol- Debes estar de broma. —Respondió Tabi al verle.— ¿Acaso me estás copiando? "Crowley".

Mirándose mutuamente en completo silencio, el ruso alzó una ceja al ver la confusión inicial de su amigo, pero Agoti, por otro lado, se tuvo que tomar unos segundos de más para darse cuenta de que Tabi vestía del otro protagonista de la última serie que había visto: Aziraphale, incluso traía alitas blancas y una aureola para dar a conocer su papel de ángel. Aunque entre los dos, Tabi no tenía nada de angelito.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora