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El teléfono sonaba con bastante insistencia, resonando en los pasillos, haciendo que finalmente Fluxios se levantara de la cama. Se rascó el abdomen en un momento de torpeza, volteando a ver a Aldryx y Oliver quienes dormían en aquella cama, ¿en qué momento se habían quedado dormidos los 3?

Ya era tarde, su padre seguramente se molestaría por no presentarse a la reunión de trabajo que tenía programada, pero ¿a quién me importa?, reuniones habría muchas, y momentos "familiares" con Aldryx y su hijo serían pocas, tenía que dar prioridad a lo que de verdad le importaba obtener: Aldryx Andromeda.
Si tan solo no hubiera sido un idiota desde el comienzo...

Caminó hasta el teléfono que sonaba, cuestionándose sobre qué tan pesado tenían el sueño esos dos Andromedas para no haberse inmutado por la ruidosa alarma de llamada entrante. Ni siquiera vio de quien se trataba, ya que podía instruir quién era, simplemente acercó su teléfono a su oído, sosteniéndolo con uso de su hombro para así acercarse a la cama y levantar a Oliver de esta.

— ¿Si? Diga. —Habló acomodando a Oliver sobre su pecho y hombro, encaminándose hasta la cuna del infante.

— Tu no eres, Aldryx, ¿quién eres?

— Uhh. —Acomodó al bebé, asegurándose de que no se quede en alguna postura extraña que pueda dañar su crecimiento o integridad. Luego tomó el teléfono y miró la pantalla, bueno, no era su celular.

— ¿Hola? Responde, ¿quién eres?

— Oh, si. —Acercó el teléfono nuevamente a su oído, volteando a ver a Aldryx quien seguía durmiendo con calma.— Soy Fluxios, un... Amigo de Al, usted debe ser el Sr. Andromeda, ¿no?

— Sí, ¿qué haces con el teléfono de mi hijo? Déjame hablar con él. Ahora.

— El está durmiendo, ¿quiere que le deje algún recado?

— ¿Durmiendo a esta hora? Levanta su culo, es una emergencia.

Tensando su mandíbula, Flux temió por su seguridad. Sabía por experiencia propia que despertar a Aldryx era una mala idea, se levantaba de mal humor, y por ende, era más propenso a golpearle o morderle.
Encantador.

— Al. —Susurró, yendo hasta el demonio de menor estatura para darle palmadas en el hombro.— Aldryx, te habla tu papá.

— ¿Huh? —Apenas abrió sus ojos, definitivamente estaba agotado.

— Tu papá. —Le entregó el teléfono.

Limpiándose la baba que caía por su barbilla, Aldryx sostuvo aquel teléfono y lo apoyó junto a su oído, cerrando sus ojos con torpeza y bastante flojera, fue un grito el cual le hizo sobresaltarse en aquella cama.

— ¡Jovencito, ¿qué te dije de llevar amiguitos a casa cuando no estoy?!

— ¡Joder! —Se puso de pie, tropezando un momento pero Flux le sostuvo al instante.— Apenas llamas y ya me estás gritando, no cambias, ¿no? Te hace falta sexo, viejo amargado. —Avanzó hasta el pasillo, ya que su visita era quien le jalaba hasta fuera.

— Te estoy llamando por una emergencia y me contesta el idiota ese, ni siquiera conozco a un tal Fluxios, llevas desconocidos a mi casa, tengo derecho a estar enojado.

— Ya, ya, ya. —Frotó uno de sus párpados.— ¿Cuál es la gran emergencia?

— Se ha filtrado un video íntimo de tu hermano.

— ... Es broma, ¿no?

— Si, mira cómo me río. ¡Claro que no, imbécil!, ¡no es una puta broma! —Aldryx alejó el teléfono, incluso desde cierta distancia Flux aún podía oírlo.— ¡Lleva tu maldito trasero al laboratorio de Daidem y entrégale los datos que te enviaré por mensaje! Él es el único que puede deshacerse de este caos más rápido que la ley.

Hᴏᴏᴋᴇʀ  -[Tagoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora