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Pov J

Corrí hacia la cama cuando sonó otra notificación y me quedé quieta con la boca llena de espuma intentando leer lo que decía la pantalla.

En minutos me puse la ropa que ya había seleccionado y tendido sobre mi cama. Una camisa blanca manga larga delgadita y encima un vestido blanco de tiritas de seda, metí los pies superficialmente en el par de tenis que había dejado tirados el día anterior, y salí de mi apartamento. Volví a entrar cuando me miré al espejo del ascensor y seguía con el turbante puesto. Me lo quité y volví a salir desenredándome el pelo con los dedos. No estaba alterada pero sí levemente confundida, M sonaba como si estuviera molesta conmigo. 

El ascensor llegó al primer piso y me bajé intentando terminar de meter bien mis pies en los tenis. Cuando llegué a la recepción no había nadie distinto al guardia que me saludó muy amablemente.

—¿Va a salir, señorita?

—Creí que alguien había llegado... —le dije confundida.

—De pronto está afuera —me dijo mientras le abría la puerta del edificio a otro inquilino que iba a entrar.

Seguí su consejo y aproveché para salir a revisar si L estaba sentada afuera. No veía a nadie. Me iba a devolver cuando lo que parecía ser un puesto de girasoles en la calle del frente llamó mi atención. Estaba segura que no lo había visto antes, y además, había casi treinta sin nadie supervisándolos. Miré a ambos lados de la calle para asegurarme de que no viniera ningún carro y decidí ir a mirar. Incluso pensé en confirmar cuánto costaban, subir por mi billetera y bajar por unos cuantos. Cuando crucé la calle frené en seco cuando me di cuenta que no era ningún puesto de girasoles y de que lo que tenían encima no era un aviso de precios.

PUEDO SER MUCHAS COSASPERO QUIERO SER TUYA.

No quería que se me rompiera el corazón en mil pedazos permitiendo ilusionarme así, entonces me giré hacia todos los lados esperando encontrar a alguna pareja besándose en alguna esquina.

"Por favor, que haya alguna pareja besándose en alguna esquina", pensaba mientras daba vueltas como loca. Hasta que, efectivamente, me llamó la atención algo que vi en la esquina. Pero no era una pareja besándose.

Jeans de talle alto. Camiseta blanca vintage amarrada con un nudo dejando ver su área abdominal. Botas negras. Accesorios dorados. Pelo suelto. L venía caminando hacia mí y me
transporté al pasado, cuando empezábamos a conocernos.

...

—¿Cuál es tu color favorito? —me preguntaba mientras llevaba la taza con capuchino a su boca.

—¿En serio? Hace años no me hacen esa pregunta —le dije riendo,

—¿Cuál es? — me dijo realmente interesada.

—Me gustan muchos... no sé —dije dándome cuenta que era una pregunta que no me hacia a mí misma hace mucho.

—El primero que se te ocurra —dijo como si me estuviera explorando y tomando otro sorbo de café.

—¿Amarillo? —le respondí con risa incrédula como si me fuera a intentar hacer un mal truco de magia.

—Optimismo, amabilidad, energía, espontaneidad, impulso, peligro —me dijo con las cejas fruncidas colocando la taza en la mesa.

—¿Peligro? —le pregunté.

—Sí —asintió seria.

—Y te gustan mucho los girasoles.

Me dejé de reír cuando mencionó mi tipo de flor favorita en el mundo.

—Lo dices porque son amarillos— le dije seria también.

—No. Lo digo porque eres de las personas que le buscan el lado positivo a las cosas —tomó otro sorbo de café y completó

—: ¿O me equivoco?

—¡Ya sé la respuesta! —gritó L desde donde estaba, devolviéndome a la realidad.

—¿A... qué? —le dije desorientada mientras la veía acercarse.

—A "¿qué somos?"

Empecé a negar con la cabeza insistentemente.La confusión de L no se pudo haber quitado en un abrir y cerrar de ojos. 

Pensé.

—Somos...—dijo

—Esa era la respuesta.

—L... —dije cuando ya la tenía al frente.

—Por estar pensando en lo que tengo y no quiero perder, no me estaba permitiendo simplemente ser. 

—¿Y qué quieres ser? —le dije nerviosa.

—La persona que mejor te ame —dijo tan segura que se me aceleró el corazón.

—:si aún quieres, claro —terminó riendo.

—¿Es lo que realmente quieres?

—Sí —me dijo con firmeza.

Me quedé estática al sentir que estaba realmente segura.

—Te pregunto a ti ahora ¿Qué somos?—dijo sonriendo

—:¿Novias?














Sí, si es contigo (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora