La vida me pone y me quita

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Pov L

Me duele mucho la cabeza y no puedo respirar bien. Está sonando All I want de Kodaline y definitivamente no me está ayudando.

Sentí que era el mejor día de mi vida cuando vi la reacción de papá y Sorn. No sé por qué dejó de serlo y se convirtió en lo que es ahora. Quiero pensar que me dormí después del almuerzo y que lo que pasó después fue solo una pesadilla.

Pero no importa lo que yo quiera.

La vida me pone y me quita.

Ya debería estar acostumbrada.

No paraba de hacerle preguntas.

"¿J?", "¿Aló?", "Dime algo", "¿J?"...

Hasta que me di cuenta de que estaba hablando sola, me había colgado. No sabía qué era lo que estaba pasando, pero la escuché muy mal, tan mal que el corazón me dolía y solo quería buscarla lo más pronto posible para reconfortarla.

Bajé el resto de escaleras que me quedaban corriendo y apenas llegué al primer piso le devolví la llamada. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete veces. J no contestaba. J ni siquiera estaba recibiendo mis llamadas. 

El mal presentimiento se intensificó y empecé a llorar sin saber con qué situación iba a enfrentarme. No pasaba ni un solo taxi y estaba desesperada intentando llamarla. Después de unos minutos se detuvo uno para dejar a alguien y le pedí que por favor me llevara. Me monté pero no sabía para dónde ir y el señor del taxi me empezó a presionar. Me dejé llevar por mi instinto y le di la dirección de la casa de los papás de J. 

Todo el camino me fui con las piernas hechas temblor. Llegué y, sin importar, le pagué al taxista mucho más de lo que correspondía y me bajé. La puerta de la casa estaba entreabierta. James estaba recostado en la camioneta hablando con Young y ambos se veían preocupados. Cuando el papá de J me vio, su mirada cambió. 

Corrí hacia ellos preguntando qué era lo que estaba pasando, quería saber si sabían algo de J o si la habían visto, porque yo no entendía nada. El papá me dijo con tranquilidad que no era un buen momento. Le dije que por favor me explicara, que solo quería saber si J estaba bien. Mi voz llorosa debió ser también ruidosa porque la puerta se terminó de desparramar de un golpe cuando vi salir a Hana molesta.

—Te voy a pedir que por favor te vayas —me dijo.

Se me cortó la respiración cuando escuché el tono en el que estaba hablando.

Con el tiempo, Hana se ha vuelto muy importante para mí. He compartido mucho con ella y cada vez me acuerdo más a mi mamá. Me guía, me aconseja, me escucha. Y todavía no puedo concebir la idea de que tal vez hoy eso también haya llegado a su fin. 

—¿Hana? —La miré, confundida, con lágrimas en los ojos. No me miraba.

—... ¿J está bien? —le dije.

—Ella se fue. Y, por favor, vete tú también —dijo apuntando con el dedo hacia la calle.

Me volteé a ver a Young para intentar encontrar pistas pero simplemente descubrí una mirada triste entrando a la casa. James lo siguió.

—¿Qué pasa? —repetí llorando.

—Que ya hiciste suficiente por hoy. —Se volteó Hana y lanzó la puerta al entrar.

Quedé desorientada. Me sentí mareada y desde entonces la cabeza me duele mucho. Cuando pude, me subí al primer taxi que pasó. Entré a la portería de J y cuando iba caminando hacia el ascensor, el portero se paró al frente mío diciéndome que no podía seguir. Pensé que no me había reconocido por lo que tenía los ojos tan inflamados.

—Mario... soy yo —le dije.

Pero me respondió algo que todavía no termino de entender. Me dijo que "la señorita" le había dado la orden de no dejar subir a nadie. A nadie. Cuando prácticamente la única que va a diario soy yo.

J no quería que yo subiera.

Me quedé en la portería diciéndole que debía ser un error, que la llamara al citófono, que por favor, que algo había pasado, que confirmara, que no podía ser. El portero me vio tan desesperada y perdida que siguió mis instrucciones y le marcó dudoso. Se me iluminaron los ojos cuando el portero saludó: "Señorita, aquí está la niña". 

Sonreí entre lágrimas sabiendo que J estaba ahí, que iba a decir que subiera y que tan pronto me abrazara esta pesadilla sin sentido iba a terminar. Sin embargo, el portero me miró mientras escuchaba atento, y al final dijo: "Yo le digo" y colgó.

Lo miré esperando que me dejara seguir.

—Dice que lo siente, pero que no puede pasar —me dijo negando con la cabeza.

Mi papá me hizo el favor de recogerme después de que le rogué al portero, durante casi una hora y sin éxito, que la volviera a llamar pero que esta vez me dejara hablarle. Al final solo conseguí convencerlo de subir esporádicamente para asegurarse de que todo estuviera bien. Y en caso de cualquier emergencia, le dejé mi número.

No entiendo qué fue lo que pasó cuando salí hoy por la puerta de su apartamento para, horas después, tener prohibida la entrada. Tengo en este momento el corazón roto en mil pedazo después de que pensé que se me iba a explotar de la felicidad en el almuerzo. La vida me pone y me quita. No sé qué es lo que creen que hice, pero sé que si pudiera hablar con ella volvería a creer en mí. J nunca había evitado hablarme, o verme, y la sola idea no tiene sentido para mí. 

Llegué hace un rato a mi casa y aunque ni Sorn ni mi papá quisieron preguntarme, les conté. Los tres seguimos sin entender y J sigue sin responder el celular. 





Sí, si es contigo (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora