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Pov L

Tres años y muchas cosas después, releo mi historia con Mark y siento como un vacío por dentro. Un vacío que no sé si llamar culpa o melancolía. Quizá es eso que le escuché una vez a papá: "Una nostalgia tan profunda para la que no existe expresiones, pero que no es del todo triste, sino que tiene un poco de felicidad y de calidez". Porque a pesar de todo, siempre tendré un lugar especial en mi corazón para él.

La historia de Mark

A veces cuando visitaba a BamBam estaba él, mayor que yo por casi cinco años. Nos decíamos: "Hola". "Hola" y ya, por simple cordialidad. Era el típico hombre del que todos se enamoran en las películas románticas: atractivo, imponente, educado, misterioso e inteligente.

"Cierra esa boca, se le van a salir las babas", me decía en voz baja BamBam molestando.
  Lo que más me gustaba de Mark era si forma de hablar. Desde muy pequeña tengo la costumbre de fijarme en las cosas más insignificantes y extrañas. Puedo pasar por alto todo un rostro, pero jamás unos ojos. Si veo un bosque, mi mirada va hacia la flor más diminuta y frágil. Me obsesionan los detalles y la belleza de las pequeñas cosas.

Empecé a notar cosas que nadie más notaba: que cuando un mechón de su pelo le caía en la frente, él se lo arreglaba siempre con su mano izquierda: que le encantaba vestirse de jeans únicamente si en la parte de arriba tenía una t-shirt completamente blaca: que era zurdo, y que solo comía helado de macadamia, su favorito.

La primera vez que hablamos, o bueno, que lo leí, estaba encerrada en mi cuarto con los audífonos puestos, tratando de no oír la conversación que estaban teniendo mi abuela y mi papá. Ellos estaban en el cuarto de aldo hablando sobre las siguientes fases del tratamiento de mi mamá, y yo no quería enterarme de nada. Por un momento no quería saber ni de agujas, ni de medicamentos, ni de quimioterapias, ni de doctores, ni hospitales, ni diagnósticos, ni de estadísticas, ni de nada que me recordara la posible muerte o mejoría de mi mamá. Por esos días yo me distraía solo en internet y en unos grupos de escritura creativa que había encontrado ahí. Mi favorito era uno poesía, aunque nunca tuve el valor de publicar los poemas que yo escribía. Ese día leí un poema que me llamó especialmente la atención:

No espero nada pero lo anhelo todo.

Mark

                         

Hice clic en "Mark" y estuve a punto de desmayarme cuando lo confirmé en su perfil que el autor era precisamente el mismo Mark que había visto en casa de BamBam, y que me encantaba. En su perfil estaba su telefono y guardé su número en mi lista de contactos, pensando que algún día me gustaría escribirle. Me fui a dormir y al día siguiente decidí que faltaba mucho tiempo para "algún día".

Usted y yo somos de la especie que olvidó la esperanza para poder sobrevivir.

8: 57 p.m.

Lo mandé por mandarlo, sin esperar ninguna respuesta. Segura de que jamás habría una. Al día siguiente fui al colegio y me olvidé por completo de lo había hecho hasta que llegando a casa mi celular vibró. Tenía un mensaje de Mark:

Me sorprende (gratamente) su mensaje.
Me gusta el misterio.
Y a usted, ¿que le gusta?

5:35 p.m
Mark

Sí, si es contigo (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora