Capítulo 191: Tres pulgadas debajo del ombligo

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Lu Jingli la miro amargamente.

- ¡Idiota! ¡Por supuesto que es necesario! ¡Deja las zanahorias, los vegetales verdes y el repollo que estás sosteniendo ahora mismo! ¡Yo mismo cultivé todos y cada uno de ellos! Los regué, los fertilicé, les puse música y les conté chistes todos los días.! ¡Son mis bebés! ¡Cien veces más preciosos que el oro! ¡No te has dado cuenta de lo ricos y jugosos que son! ¡No son solo vegetales normales! ¿Pueden los vegetales normales ser tan bonitos?

-...-

Ella pensó que los cultivaba para comer; nunca esperó en un millón de años que, aparte de perseguir chicas, Lu Jingli tendría un pasatiempo tan extraño.

- ¡Bájalas ahora mismo! ¡O voy a ser violento contigo! –

Ning Xi parpadeó varias veces.

- ¡Pero ya los elegí! ¿Qué tal si te doy dinero por ellos? -

-¡Te atreves a insultar a mis pequeños bebés con dinero! ¡Ning Xi, pelearé contigo! –

Lu Jingli se arremangó y corrió hacia ella.

Ning Xi tenía líneas negras en la cabeza. Jalo al pequeño para que la persiguiera.

-Correr –

Los dos huyeron jadeando. Cuando todavía estaban a cierta distancia de la entrada principal, Ning Xi gritó.

- ¡Lu Tingxiao! Ayuda –

- ¿Qué sucede? –

Tan pronto como Lu Tingxiao salió de la casa, Ning Xi inmediatamente jalo a pequeño tesoro con ella para esconderse detrás de él.

La cara de Lu Jingli estaba llena de acusación mientras se quejaba.

-Hermano, ¡te importa o no, los dos mocosos de tu familia en realidad robaron verduras de mi huerto! –

-Yo les dije que lo hicieran. -

-...-

Como era de esperar, ¡detrás de los niños malcriados había un padre malcriado!

- ¡Eres demasiado! ¡No me importa, devuélveme a mis pequeños bebés! -

Ning Xi asomó la cabeza por detrás de la espalda de Lu Tingxiao.

- ¡Pero tus pequeños bebés están todos muertos! –

- ¡Y de quién es la culpa! ¿Qué, no puedo enterrarlos y rezar por ellos? –

- ¡Mm, creo que es mejor si nos las comemos! -

-¡Tú, tú...tú mujer de sangre fría! ¡Si no puedo vengarme, moriremos juntos! –

Antes de que Lu Jingli pudiera llegar a Ning Xi, su camino fue bloqueado repentinamente por un robot de aspecto atractivo.

Pequeño tesoro, que estaba controlando al robot, lo miró con calma, como si advirtiera a Lu Jingli que no intimidara a su preciosa tía.

Lu Jingli se golpeó el pecho con el puño y golpeó con el pie.

- ¿Dónde está la justicia? ¡Pequeño tesoro, soy tu tío! ¿Por qué estás ayudando a un extraño? -

Al ver a tres mocosos y un robot a punto de entrar en una pelea, Lu Tingxiao frunció las cejas con impotencia.

-Nadie va a pelear, Jingli, solo ven a cenar y deja de causar problemas. –

-Diablos, no. –

Pero antes de que Lu Jingli terminara de hablar, de repente olió el aroma de una comida deliciosa.

-Hermano, les diste el día libre a las criadas, ¿verdad? ¿Quién cocinó? –

- ¡Yo! –

Ning Xi instantáneamente levantó la mano.

El rostro de Lu Jingli estaba lleno de desdén.

- ¿Puedes cocinar? ¿Es comestible? –

Pero cuando entró al comedor y vio la mesa llena de deliciosos platos, Lu Jingli se quedó estupefacto.

- ¿De verdad cocinaste todo esto? –

Ning Xi cocinó rápidamente tres platos con las verduras que había robado del lugar de Lu Jingli.

Habiéndolo visto con sus propios ojos, Lu Jingli tuvo que creerlo, pero todavía estaba molesto por robarle sus verduras y se burló de ella.

- ¿Qué época es ahora, en la que todavía crees esas tonterías tontas sobre el camino al corazón de un hombre a través de su estómago? Tres pulgadas debajo del ombligo es el punto principal, ¿de acuerdo? –

Ning Xi no pudo evitar reír ¡Ella y Lu Jingli eran asombrosamente parecidos en sus pensamientos y valores!

Sin embargo, la única persona que podía decir que era estúpida era ella misma.

-Oh, ¿es así? –

Ning Xi levantó una ceja de manera significativa, luego tomó un poco de arroz y costillas, y se lo metió en la boca a Lu Jingli.

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