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Capítulo 155: Demasiado salvaje.

Lu Jingli estaba a punto de irrumpir por la puerta y salvarla, pero cuando vio que la situación había cambiado por completo, se congeló en el acto y miró sin comprender.

- Sin ayuda... Maldita sea, ¡en realidad trajo un arma! ¡Mierda! Si no me equivoco, ¡es una Beretta 92F! ¿De dónde sacó eso? – 

Lu Jingli parecía incrédulo.

Después de que terminó de hablar, un pensamiento trágico pasó por su mente. 

"¡Su segunda oportunidad hoy de ser un héroe y salvar a la damisela en apuros acababa de morir de manera prematura! "

Dentro de la habitación, Zhang Jiang miró rígidamente el arma en la mano de Ning Xi. Tenía un miedo mortal de que ella abriera fuego sin volver a decir una palabra. Ni siquiera le había dado la oportunidad de reaccionar. ¡Era demasiado cruel!

- Yo... ¡Todo lo que dije fue la verdad! ¡No hubo una sola mentira! De lo contrario, ¡que me caiga un rayo en el acto! -

Ning Xi no habló y no estaba claro si ella realmente le creía. Hizo girar la pistola en sus manos hasta que casi se convirtió en una mancha borrosa.

¡Mi gran antepasado! 

- ¡Ten cuidado de no activarlo por accidente! -

Zhang Jiang estaba a punto de orinarse en los pantalones de verla. Temblando de miedo, preguntó apresuradamente.

- Si... si quieres que mienta y testifique que fue esa persona...que fue Ning Xueluo quien me pagó para hacerlo... ¡puedo hacerlo! ¡Sin condiciones! ¡Haré todo lo que quieras incondicionalmente! ¡El instigador puede ser quien tú quieras! -

¿Mentiras?

¡Lo que ella quería era una prueba concluyente!

Ning Xi apuntó el cañón de la pistola a su barbilla.

- Dame el número de cuenta que la otra parte usó para enviarte el dinero y todos los correos electrónicos que te enviaron también. -

- Bien, bien. Están en mi computadora, ¡iré a buscarlo ahora mismo! Sin embargo, los correos electrónicos son anónimos e incluso la cuenta bancaria es una cuenta anónima en el extranjero. Probablemente sean inútiles incluso si se los doy. –

Mientras hablaba, Zhang Jiang sacó una computadora portátil de debajo de su manta. A continuación, le mostró los correos electrónicos de la otra parte y los detalles de la transferencia bancaria.

Ning Xi miró por encima de todo. Después de confirmar que no había problemas.

- Esta computadora es mía ahora. ¿Tiene alguna objeción? -

Zhang Jiang negó con la cabeza violentamente.

- No, no. Jefa, ¡adelante y tómalo! ¡Toma lo que quieras! -

Ning Xi se burló. Ja. Había pasado de llamarla "hermana mayor" a "gran jefe".

Con un sinvergüenza como este, incluso si intentaras razonar con él, nunca te escucharía. Si intentaras negociar con él, sería insaciable, cede una pulgada y se llevará una milla. Si tratas de hacer trucos, se volverá aún más astuto. Por tanto, el único método que quedaba era contrarrestar la violencia con violencia.

En realidad, esta fue la primera vez que usó esta pistola después de regresar a este país. Era imposible no estar nerviosa, pero al menos tenía habilidad para actuar. Mientras fingiera estar actuando, podría calmarse instantáneamente.

Casualmente había elegido interpretar el papel de una maníaca homicida. Parecía que había obtenido un resultado bastante bueno.

Actuar era su profesión querida, así como su forma de protegerse.

- Entonces, gran antepasado, ¿hay algo más que necesites? – 

Zhang Jiang tragó saliva nerviosamente cuando vio que ella todavía no tenía ninguna intención de irse.

Con una mirada aguda, Ning Xi lo evaluó como si estuviera pensando en algo.

- Sí... Déjame pensar un poco. -

- ¿Pensar... pensar en qué? -

- Por supuesto que estoy pensando, si debería matarte para eliminar a los testigos. ¿Y si le dices a otra persona que te obligué a confesar después de esto? –

Ning Xi usó un tono muy natural y se veía extremadamente seria.

Zhang Jiang casi se arrodilló frente a ella cuando perdió toda la fuerza en sus piernas - ¡Eso es imposible! ¡No me atrevería a hacer eso incluso si me dieras nervios de acero! -

Estaba diciendo la verdad. Estaba en su naturaleza intimidar a los débiles y temer a los fuertes. Esta vez, Ning Xi lo había asustado hasta lo loco.

Realmente nunca esperó que esta joven aparentemente débil y delicada tuviera un lado tan aterrador de ella. Ni siquiera se atrevió a mirar directamente a sus ojos oscuros y siniestros, por miedo a tener pesadillas por la noche.

Ning Xi se rio ligeramente y usó el cañón del arma para acariciar su mejilla.

- No te preocupes. No te mataré, incluso te daré dinero. -