Libro #2 de la serie: "Almas Corrompidas".
Aurora Rinaldi:
Es el preciado fruto del amor entre un Ángel y El diablo.
Ella es la diosa de la belleza encarnada en un cuerpo de mujer.
A sus 20 años es portadora de una belleza tan abrumadora como peli...
La noche ha caído y en medio de la tormenta los rayos iluminan el cielo. Levanto la vista en el momento donde este se tiñe de blanco por el parpadeo de los relámpagos. El frío viento y la lluvia azotan mi rostro magullado mientras que a pasos apresurados me adentro en el bosque que da acceso a la mansión.
«Solo un poco mas... ya casi estoy cerca »
Sigo caminando aun cuando los pies me duelen y me maldigo internamente por estar usando tacones. La sangre no para de salir de mi abdomen como tampoco de mi pierna herida. Y siento que la cabeza me va a estallar en cualquier momento.
El sonido de un disparo tras mi espalda me obliga a detenerme seguido de una voz masculina que se pronuncia, haciéndome girar.
-Aurora! ¡Detente ahí o no respondo! -Ordena el hombre que me apunta con su arma, mientras lo recorro con la mirada de pies a cabezas.
-¡Tu! ¿por que? -Pregunto confundida.
-Lo siento, solo sigo ordenes. -Se excusa y aprovecha mi consternación para aproximarse, a pasos lentos.
Rápidamente llevo la mano tras mi espalda y saco mi arma, apuntando sin vacilar a su pecho.
-¡Eres un maldito traidor! -Gruño con el arma en la mano.
Sus ojos se abren como platos, al igual que sus cejas se levantan con asombro.
-Tu no me matarás Aurora.- Asegura y da un paso hacia mi.
No espero que de él segundo paso, cuando sin dudarlo jalo del gatillo, maldiciendo una y mil veces cuando la bala no sale.
El infeliz medio sonríe aproximándose a mi, obligándome a retroceder, hasta pegar la espalda contra el tronco de un árbol.
Mi mirada se encuentra con la suya a medida que lo veo dar pasos certeros a mi sitio, sacando una jeringa del bolsillo. Mis ojos se desvían hacia la aguja en su mano y el niega con la cabeza.
-Lo siento mucho Aurora, no quiero hacerlo, me agradas, pero no tengo opción. -farfulla mientras se acerca más a mi.
Y estoy tan exhausta que las piernas me fallan, asi que caigo con una rodilla apoyada sobre la tierra. El aprovecha el momento y toma mi brazo jalándome con brusquedad.
Forcejeo para que me suelte, pero entierra la aguja en mi brazo, e inmediatamente siento una fuerte punzada seguido de un ardor insoportable que entumece todo un lado de mi cuerpo. Y Pese a que quiero pelear, no logro hacerlo. He perdido mucha sangre ya no tengo fuerzas para ponerme de pie.
Se aparta y mira hacia todos lados, como si temiera que alguien llegase. Estoy consiente de cada paso que da, pero mi cuerpo no responde, no se que mierda me inyecto pero casi no logro mantener la conciencia.
Mete su mano en la parte trasera de su pantalón y saca unas esposas, da un paso a mi sitio, pero un gruñido lo hace detenerse, clavando la mirada a algo tras mi espalda.
Unos pasos se escuchan a mi espalda y sonrió cuando reconozco el gruñido del animal que se oye verdaderamente furioso.
El pelaje platinado del enorme cuerpo de Cerbero llega a mi lado y sus patas se inclinan hacia abajo en un gesto amenazante, mientras camina lento sin perder de vista al maldito que retrocede aterrado.
-¿Que diablos es eso?- Balbucea confundido el traidor, llevando su mano al cinturón en busca de su arma.
-Nada... solo mi bebé. -Musito jadeante, mientras Cerbero sigue avanzando.
Maldice y apunta con su arma a la cabeza del animal jalando repetidas veces el gatillo, pero la bala no sale y con lentitud levanto mi mano, dejándole ver el cargador que le quite a la pistola cuando forcejeamos.
«No le servirá de nada sin balas»
El lobo muestra los dientes mientras gruñe y una espesa baba cae de su boca, cuando se colocá frente a mí, interponiéndose en medio de los dos. Medio me recompongo y sujetándome del árbol me pongo de pie.
El me mira cuando una sonrisa arrogante tira de mis labios manchados de sangre y le clavo una mirada asesina aún sin borrar la sonrisa de mis labios.
«Se lo que va a pasar ahora.»
-¿Como lo hiciste? ¡Maldita bruja! -Grita y llevo un dedo a mis labios indicándole que haga silencio mientras Cerbero gruñe aun mas molesto dando un paso al frente.-¡Espera no puedes... -Intenta hablar, pero no le doy tiempo.
-Cerbero... ¡prendilo! -Ordeno y el lobo acata la orden, lanzándose sobre el, directo a su cuello, mordiendo y desgarrando con sus garras al sujeto que en cuestión de minutos acaba hecho pedazos en el piso.
Suelto el aire en un pesado suspiro de alivio y pego mi espalda nuevamente al tronco del árbol deslizándome hacia el piso, la sangre sigue saliendo de mi abdomen y llevo mi mano al bolsillo de mi chaqueta en medio de temblores.
Apresurada y con la visión borrosa tomo mi celular y marco el número en marcación rápida.
-¿Hola?-Responden al segundo tono.- ¿¡Hola!? ¿Aurora?-Escucho la voz de mi hermano que grita mi nombre al otro lado de la línea, mientras siento como mi cuerpo poco a poco va perdiendo fuerza.
-Sebas... -A penas logró articular con voz trémula antes de que las imágenes se distorsionen y mi cara golpee el suelo húmedo cuando caigo con brusquedad sobre el frio suelo.
Parpadeo aturdida y dos segundos después, un par de botas de combate negras se detienen justo al lado de mi cara, intento levantar la cabeza y enfocar la mirada, pero es inútil. Todo mi cuerpo duele y se siente demasiado pesado.
El extraño se acuclilla frente a mi y lo último que veo es su rostro cubierto por el pasa montañas negro y esos ojos azules que me observan fijamente, cuando me alza en sus brazos, llevándome con el.
Mi cabeza recae sobre el pecho del hombre que me carga y poco a poco voy perdiendo la noción de todo a mi alrededor, pero aun asi logro distinguir el sonido de los disparos que cada vez se oyen mas lejanos a medida que voy hundiéndome en la oscuridad de la inconsciencia.
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Hola. ¿Como estan? Aqui volvemos, con el prologo de esta nueva historia.
Espero que les guste y si es así me cuentan que les pareció.
También les comento que tenemos grupo de WhatsApp para quienes quieran entrar, solo envíenme un mensajero privado y les envío el link.
