✨️CAPÍTULO 45

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CAPÍTULO 45.

Alex:

-Yo creo que ya se murió. -Dice una voz lejana, mientras siento que algo me patea, sacudiéndome la pierna.

-¡Ya deja de patearlo Adriano! -Reconozco la voz de la mamá de Aurora. «Princesa...»

La imagen de la mirada de Aurora siendo arrastrada viene a mi mente y salto poniéndome de pie e inmediatamente mis ojos recorren la habitación en la que me encuentro.

-Vaya... el bello durmiente despertó. ¿quieres que te sirvamos el desayuno? ¿ un café? ¿algo? -Ignoro el comentario de Matt, que está de pie junto a la puerta y miro a mi alrededor al percatarme de la gente que me rodea. La habitación está llena de personas, algunos ya los conozco y otros no.

-¡Dé hecho es extraño que aún respire! Le metieron suficiente droga como para matar a un caballo, es un milagro que este con vida, por la dosis, probablemente la idea era que diera el mensaje y muriera. -Explica un sujeto con un portafolios de doctor colgando en su mano.

El doctor se marcha siendo escoltado por la señora Amelia, quien se ve extremadamente afectada, pese a que intenta mantener la calma, pero sus ojos están rojos y demasiado inchados, como para llegar a convencer a alguien.

Matt me fulmina con la mirada desde la puerta y a su lado de pie está su padre Román, quien no me ve de mejor forma, pero le sostengo la mirada cuando intenta intimidarme, con la acusación silenciosa que me mandan a través de sus miradas.

«Como si ya no tuviera bastante con mi conciencia.»

-¿Que tanto vez? ¡maldito cobarde! -Gruñe Matt dando un paso hacia mí, mientras que yo doy otro acercándome también.

-¿Como me llamaste hijo de perra?

-¡Cobarde! ¡Cerdo cobarde! ¡Dejaste que te la quitaran! -De haber estado conmigo jamás hubiera dejado que pasara. ¡Admite que la entregaste hojo de perra! -Ladra furioso y su padre no logra detenernos, cuando nos lanzamos unos sobre el otro.

El maldito me rompe la nariz, mientras que cegado por la rabia, lo golpeó una y otra vez lanzándolo al suelo, hasta que vuelve a ponerse de pie, pero Román interfiere, sujetándolo y apartándolo, cuando un golpe seco, azota la madera detrás de mí espalda.

-¡Ya basta! ¡Guarden esa furia para el hijo de puta que tiene a mi hija! ¡Y tú Siéntate Alexander!

La voz de Cassiano Rinaldi me hace voltear, apartando la mirada del idiota en la puerta, enfocándome en el hombre sentado detrás del escritorio. Nuestros ojos se encuentran y alzó el mentón por la violencia que desprende su mirada, sus ojos grises como el hierro se ven vacíos, sin brillo, sin emociones. El Aura a muerte que lo rodea no sé cómo describirla, su mandíbula está tensa, como cada musculo de su brazo cuando aprieta el vaso en su mano, con tanta fuerza que las venas se le marcan sobre el dorso. El cabello le cae a un costado de la frente desordenado y la camisa negra del traje, está desalineada y desabrochada en los primeros botones, haciendo que la corbata parezca un trozo de tela vieja, mientras que las mangas de la camisa están arrolladas hasta los codos.

La mirada del ejecutor de pie a su lado no es diferente, se ve igual de furioso, y desprende ese aire peligroso, tan característico de esta familia, pero a diferencia de los demas permanece en silencio, con el ceño fruncido y exoresion asesina.

No es un secreto para nadie la cercanía de Adriano Rinaldi con Aurora, prácticamente ella lo describía como su mentor y su amigo, pese a que el la molestaba, ella siempre dijo que le enseñó todo lo que sabe y que era prácticamente un segundo padre para ella.

Aurora heredera de la mafia. © Libro 2. ( TERMINADO / +21) "Almas Corrompidas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora