✨️CAPÍTULO 37

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horas antes:

Alex:

El golpe de agua helada contra mi cara me hace jadear mientras sacudo la cabeza para enfocar la mirada. La luz blanca sobre mi cabeza es demasiado brillosa y entrecierro los ojos tratando de ver a la persona que tengo enfrente.

El hombre con el traje negro desalineado, me observa mientras fuma un cigarrillo y cuando logro enfocarme en su rostro me sonríe con soberbia, y se acerca a soltar el humo del cigarrillo en mi cara.

—Bienvenido agente Rossi. ¿Como durmió? —Pregunta antes de dar otra calada a su cigarrillo.

Niego con la cabeza un par de veces con pesar y bajo la mirada a mis pies por un momento.

—Cuando su esposa sepa que aún fuma lo matara. —Digo con simpleza y el alza una ceja mientras observa el cigarrillo en su mano. Luego sonríe y aparta la espalda que estaba recostada a la pared, extiende el cigarrillo y lo apaga presionándolo en medio de mi pecho.

—No vivirás lo suficiente para verlo. —Responde y se voltea hacia la salida.

—Aurora... ¿que hicieron con Aurora? —Suelto la pregunta haciendo que se detenga y se voltee hacia mí con la rabia brillando en sus ojos cuando da dos zancadas y me estrella el puño en la cara.

—Vuelve a pronunciar su nombre y te corto la lengua aquí mismo. —Me amenaza con furia.

Escupo la sangre y levanto la mirada encontrándome con la suya llena de odio sobre mi, y el parecido de sus ojos con los de mujer que ha vuelto mi mundo de cabezas es inquietante. Se endereza cuando ve que no respondo, y aunque le mantengo la mirada ni se inmuta.

—Te mantendré aquí, hasta que descubra exactamente qué tanta mierda de nosotros le dijiste a la policía-Dice mostrándome el celular de Tomas que tiene en sus manos.

—Después de eso... tal vez yo mismo te corté el cuello.  O le de el gusto a Matt de que lo haga.—Sentencia largándose con un portazo.

Suelto un suspiro cansado y levanto la mirada a las esposas en mis muñecas antes de reir sin gracia.

—¡Mierda..!

***

El sonido del cerrojo y el chirrido de la puerta me hace abrir los ojos, mis brazos están entumecidos por la posición alzada hacia arriba y el filo de las esposas apretadas corta la carne de mis muñecas, la cabeza me duele al igual que los golpes que recibí en las costillas con el puto bate de béisbol, cortesía de algunos de los soldados de Cassiano Rinaldi, que aprovechando que el maldito se largó no perdieron tiempo en venir a joderme.

Alzo la mirada al chico que me mira con soberbia desde la puerta, antes de acercarse y recorrerme de pies a cabeza, con la mirada, en busca de no sé qué mierda.

—Lo siento, pero lo que vez ya tiene dueña. —Me burlo y hace una mueca de asco. —Toma una foto durará más. —Sigo y él sonríe con malicia.

—Definitivamente durará más, porque el diablo acabará contigo muy pronto. —Afirma lo que ya se.

—¿Si...? bueno bien por el... aunque a ti... no creo que te vaya a resultar muy bien eso. —Hablo y el frunce el ceño.

—No sé de qué diablos estás hablando. —Responde y niego.

—Estoy hablando de Aurora...—Digo y se tensa, su mirada cambia a una más oscura mientras da un paso en mi dirección fulminándome con la mirada.

—¿Que tiene que ver Aurora aquí? —Dice él y sonrió.

Aurora heredera de la mafia. © Libro 2. ( TERMINADO / +21) "Almas Corrompidas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora