✨️CAPÍTULO 39

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CAPÍTULO 39.

Aurora:

De pie frente al espejo del baño deslizo mis dedos por la herida en mi abdomen, antes de colocar la venda nueva para cubrirla, luego me coloco la playera negra que me llega hasta los muslos, antes de tomar los pantalones cortos de seda negra que también me calzo para volver a la habitación, pero me detengo en la puerta del pequeño salón, donde Cerbero esta con la cabeza sobre sus patas, dormido frente a la chimenea encendida.

Lo observo un momento mientras mi mente viaja al pasado...

Aurora, doce años atrás:

Me cruzo de brazos mientras mi boca se estira hacia delante en un mohín y mi ceño se frunce, con molestia, escuchando las quejas del tío Adriano.

—¡Por supuesto que no! ¡De ninguna manera ese animal salvaje dormirá dentro de la casa!

¡Él no puede dormir fuera! ¡Hace frio y además se asustará! —Respondo girando mi rostro con furia hacia el otro lado.

—¡Es un maldito Lobo! ¡El bosque es el lugar adecuado para esa cosa! —Responde.

—¡Cuida el maldito tono con el que le hablas a mi hija! —Advierte mi padre.

—¡Ya! ¡Cálmense ustedes dos! — habla mi madre a los hombres que se miran con molestia.

Cariño... —Me llama y giro el rostro hacia mi madre que se acerca a acariciar mi cabeza.

Tú tío Adriano tiene razón, accedimos a que el cachorro se quede, pero no podemos dejarlo dentro de la casa. ¿Qué te parece si le construimos una propia en el jardín? —Propone y mis ojos se llenan de lágrimas mientras niego con la cabeza.

—¡No! ¡Quiero que duerma conmigo! —Sentencio y salgo corriendo molesta en dirección al jardín, con Cerbero en mis brazos.

Aurora... cielo...

Escucho que me llaman, pero ignoro los gritos, mientras corro hasta el viejo roble donde me recuesto abrazando al cachorro que sostengo en mi regazo.

Acaricio sus orejitas peludas con mis pequeñas manos y me acomodo en el césped antes de ponerlo sobre mis piernas y acariciar su pelaje platinado.

No lo escuches... El tío Adriano es un tonto, no sabe nada de ti. —Hablo a mi nuevo amigo. Tú no eres un animal salvaje y si tienes que dormir en el jardín, no lo harás solo, yo puedo quedarmé contigo. —Afirmó sin dejar de acariciar su espeso pelaje.

Eso sí que seria un problema... porque entonces también yo tendría que dormir aquí afuera.

Volteo el rostro cuando mi padre se acomoda en el césped a mi lado vestido, con su impecable traje negro.

...Y eso no me gustaría principessa, hay demasiados insectos aquí afuera. —Dice y con sus nudillos aparta las lágrimas de mi mejilla. Aspiro con fuerza y sobo mi nariz con la manga de mi blusa de corazones, mientras mis labios tiemblan conteniendo el llanto.

Papi no quiero que Cerbero duerma lejos de mí.

—¿Cerbero? —Pregunta mi padre que me mira con una de sus cejas alzadas y luego al cachorro en mis piernas.

Aurora heredera de la mafia. © Libro 2. ( TERMINADO / +21) "Almas Corrompidas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora