Aurora heredera de la mafia. © Libro 2. ( TERMINADO / +21) "Almas Corrompidas"

✨️CAPITULO 22

CAPÍTULO 22.

Aurora:

Los árboles a los lados de la carretera desaparecen como un espejismo, mientras piso el acelerador del coche de Adrianno, bajo la vista al mapa en la pantalla del teléfono que está sobre el asiento del acompañante y aprieto mi agarre en el volante. Estoy a cinco minutos del lugar.

Dejo atrás la carretera cuando giro en una rotonda y me adentro en medio del camino de tierra que da a un descampado. En la lejanía vislumbro la estructura de una construcción que parece abandonada, la casa es de dos plantas y los escombros de una segunda construcción rodean todo el lugar. El terreno lleno de arbustos y piso de tierra y escombros dificulta el paso en el coche, así que salgo del auto y sigo mi camino a pie, con el arma en la mano.

A simple vista no se ve ningún vehículo, pero dudo mucho que Brendan este aquí solo.
Me acerco lento sin dejar de apuntar hacia adelante, y cuando llego a la vieja casona, pego mi espalda a la pared justo al lado de una ventana y me asomo para ver dentro. No veo a Sullivan por ningún lado, pero si a mi prima, que permanece sentada en la silla frente a una mesa vieja de madera, sus manos están sujetadas desde las muñecas por cuerdas que se ajustan a la silla.

Al igual que sus pies, su boca lleva una mordaza y sus ojos están cubiertos por una venda, mientras su cabeza cae sobre su pecho, el alivio me llena cuando la veo con detenimiento y desde aquí noto que, aunque agitada, aún está respirando.

Se que esto es una trampa, que probablemente no voy a salir con vida de aquí, pero eso es lo que menos me preocupa en este momento. Si muero mi muerte no será en vano, al menos no, si logro salvar la vida de mi prima. Porque ante todo la familia siempre irá primero.

Observo a mi alrededor y me deslizo lento hacia la destartalada y vieja puerta de madera, con mi pie la abro despacio y las bisagras chillan con el movimiento, vuelvo a recorrer la habitación con la mirada y entrecierro los ojos con la sombra de una persona que está de espaldas, obligándome a retroceder y cubrirme detrás de la pared para que no me vea.

Es un sujeto alto y musculoso, por lo que asumo que es algún guardia ya que Brendan es más delgado y no tan alto como este sujeto.

Vuelvo a mirar y lo veo dar pasos hacia Sam, mientras se acaricia la mandíbula y mira para todos lados, antes de acercarse a ella y olfatearla como un maldito perro. Su mano se estira y toma un mechón de su cabello y la veo estremecerse, alejando su rostro de la mano del maldito que esta de espaladas con los ojos fijos sobre Sam.

-Si que son sexys las italianas...-Murmura el hijo de puta, cerca de ella, que comienza a temblar cuando el acaricia la herida de su hombro con los nudillos.

Aprovecho su distracción y guardo el arma tras mi espalda, observo la ametralladora que cuelga de su hombro y saco con cuidado la navaja de mi tobillo mientras me acerco despacio desde atrás.

El bastardo se cierne sobre ella y acaricia uno de sus pechos por encima de la ropa, Sam comienza a sollozar y la rabia desata mi instinto asesino, cuando me paro detrás de él y en un movimiento rápido deslizo el filo del cuchillo rebanándole la garganta al hijo de puta, que se gira y sus ojos desorbitados se clavan en los míos mientras sujeta con sus manos su garganta, donde la sangre se esparce bañándolo por completo. Le sonrió y lo empujo a un lado con la palma de la mano, donde cae ahogándose con su propia sangre.

Le quito la venda de los ojos a la chica frente a mí, que solloza aterrada, mientras tiembla intentando apartarse y tomo sus mejillas para que me mire.

-Sam... Sam... soy yo, Aurora.-Digo sujetando su cara empapada por las lágrimas.

-¿Aurora...? -Susurra con las cejas alzadas, como si no creyera que estoy aquí.