✨️CAPITULO 3

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CAPÍTULO 3.

Aurora:

—¿¡Que hizo que!?

El grito furioso de mi padre, que escucho desde el otro lado de la biblioteca, me hace voltear la cabeza en su dirección.

Me pongo de pie y me dirijo a su sitio, donde desde la puerta de la biblioteca lo veo caminar de aquí para allá, extremadamente molesto, hasta que se detiene frente a su escritorio.

—¡Me importa una mierda! Si tu hijo le pone un dedo encima a Sebastián, puedes ir preparando su maldito funeral. —Espeta furioso a través del teléfono mientras golpea la mesa con la palma de su mano.

—Yo me encargaré de mi hijo.— Afirma. —Pero recuérdale a Oscar, no lo quiero cerca de Sebastian. ¡Y mucho menos de mi hija Aurora! —Advierte y suelta el teléfono de mala gana sobre el escritorio.

—¿A ocurrido algo? ¿Que ha hecho mi hermano, ahora?—Pregunto, acercándome a su sitio.

Papá, se deja caer en la silla y bufa molesto, sus ojos grises como los míos, me observan con detenimiento y suelta un suspiro cansado mientras su rostro se relaja un poco antes de hablar.

—Lo siento principessa, no te escuche llegar. —Dice y vuelvo a preguntar.

—Te escuche gritar... ¿que hizo Sebastián?

—Oh... nada, solo la misma mierda de siempre.  ¡Acaba de volarle el jodido auto al hijo de Liam Sullivan! —Responde y alzó las cejas sorprendida.

— Pero... ¿porque? —Pregunto con asombro.

Mi hermano, siempre ha sido algo... peculiar. Y ha tenido cierta fascinacion por volar cosas. No es una persona de muchas palabras y al igual que nuestro padre, tampoco es el hombre más paciente del mundo, pero incluso el, sabe que algo nunca estuvo bien con Sebastián.

—¿Alguna vez necesito motivos para ser así? —Pregunta negando molesto con la cabeza.

—¡Algo hizo ese idiota para provocarlo! —Afirmó, medio sentándome sobre la madera del escritorio.

— ¡Tu no Aurora! Necesito a alguien coherente por aquí. —pide y alzó las palmas de mis manos.

Estoy a punto de hablar, pero el sonido de los tacones me detiene, y sonrió cuando noto la mirada hipnotizada de mi padre sobre el umbral de la puerta.

Mi madre entra a la habitación, sosteniendo unas carpetas en las manos, con sus gafas sobre la cabeza y su cabello negro atado en un desordenado moño. Papá se pone de pie y se aproxima a ayúdala con los papeles que carga y la mirada que le da es totalmente diferente a la que tenia hace tan solo unos minutos, es como si la mera presencia de ella, fuera un especie de sedante, que calma a la bestia que vive dentro de él.

En mis veinte años de vida, jamás he visto a mis padres discutir, ni alzarse la voz, mi padre la idolatra de una manera casi divina, que me hace fantasear por momentos, pensando si alguna, vez alguien será capas de verme de la forma en que el la ve a ella.

—Ángel, llegas temprano. —Dice el quitándole lo que trae en las manos.

—Si, tuve una sesión corta hoy con los chicos, creo que estamos mejorando. —Responde sonriente.

Mi madre es una de las psicólogas más prestigiosa de todo Nueva York. Ayuda a chicos con "problemas de conducta", en algunas escuelas publicas, donde la salud mental de los chicos es lo menos importante para el estado , ya que se ve opacado por otros problemas , como en hecho de que las pandillas rondan la zona y venden su basura a los adolescentes. Eso siempre y cuando no los recluten para meterlos en sus mierdas.

Aurora heredera de la mafia. © Libro 2. ( TERMINADO / +21) "Almas Corrompidas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora