✨️CAPÍTULO 52

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CAPÍTULO 52.

Aurora:

Subo los escalones hacia la planta alta donde se encuentra la oficina de mi padre, acompañada de Alex. Una vez frente a la puerta de roble oscuro, el levanta su mano para tocar y sonrió antes de tomar el pomo de la puerta, adentrandome a la habitación, sin llamar, como he hecho toda mi vida. Alex niega con el cabeza divertido, pero aun así me sigue.

El hecho de que mi padre nos haya enviado a llamar a los dos es extraño. Desde los últimos seis meses, ha mantenido la distancia y no ha tocado el tema de mi relación con Alex. Ha permitido que él se quede en una de las casas de huéspedes de la propiedad, y le ha dado trabajo. No estoy segura de que sea lo que tiene en mente, pero una vez recorro la habitación observando a las personas que esperan dentro mi pulso salta disparado con nerviosismo.

—Padre, me mandaste a llamar. —Digo antes de rodear el escritorio y dejar un beso en su mejilla, lo cual parece tomarlo por sorpresa ya que se tensa un momento en su silla antes de suspirar.

Me siento frente a él y lo observo con una ceja levantada. Parpadea un instante y carraspea aclarandose la garganta en tanto se acomoda en su silla, antes de mirar por encima de mi hombro y asentir.

—Toma asiento Alexander, porfavor. —Pide señalando la silla a mi lado y mi ceño se junta mientras Alex obedece y se sienta a mi lado, igual de consternado que yo.

La actitud de mi padre definitivamente es extraña, en seis meses es la primera vez que estamos los tres en una misma habitación y la expresión preocupada en el rostro de mi papá me genera ansiedad obliga dome a pasar la salgas de mis manos por las piernas, gesto que no pasa desapercibido para el hombre a mi lado, quien toma mi mano con la suya y la aprieta levemente.

—Principessa le pedí a Alexander que te trajera porque hay algo de lo que quiero hablarles... a ambos.

Paso saliva cuando sus ojos se posan en nuestras manos entrelazadas y asiento animándolo a que siga, antes de darle una ojeada al tío Adriano que permanece de pie jugueteando con una de sus navajas, junto a papá y a Sebas que esta del otro lado, con la cabeza metida en una tableta, mientras frunce el ceño observando algo en la pantalla.

—Bien padre... te escucho. -Respondo enderezado la espalda lista para recibir el bombazo. Porque algo me dice que están a punto de lanzarme una bomba a la cara.

Quizás quiere que Alex se marche o quizás se trate de trabajo... no lo sé, pero el que no abra la boca para decir lo que sea que tiene que decir solo termina por ponerme más nerviosa. Me observa por un momento y yo hago lo mismo, intentando descifrar el porqué del brillo extraño en sus ojos y el porqué de su silencio repentino. Es como si lo que tiene para decir, le carcomiera por dentro, como si no quisiera soltar lo que lo atormenta.

Suelta un fuerte suspiro y por un momento cierra los ojos, desvió la mirada hacia los hombres a su lado y el tío Adriano me guiña un ojo, mientras me aferro con animosidad a la mano de Alex.

—Principessa... la decisión que he tomado es extremadamente difícil para mí. —Comienza al fin a hablar mi progenitor sin apartar sus ojos de mí, cuando saca un sobre de manila amarillo del cajón de su escritorio y me lo extiende.

Frunzo el ceño, pero me animo a tomarlo y revisar dentro, mis cejas se disparan hacia arriba cuando veo lo que hay dentro y vuelvo a mirar a mi padre cuando sus labios se estiran en una sonrisa triste. El corazón me golpea el pecho y paso saliva cuando me vuelvo consiente de lo que pretende.

Vuelvo a ver dentro del sobre y saco los dos pasajes sin destino a nombre de Alexander Rossi y Aurora Rinaldi. También dentro están los títulos de una cadena hotelera en Italia a mi nombre.

Aurora heredera de la mafia. © Libro 2. ( TERMINADO / +21) "Almas Corrompidas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora