Capítulo XXV

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Haruto distinguió a la distancia la capital de la Marina y avisó al Capitán, quien indicó a su primo que se acercara por la entrada menos custodiada y por la que llegaban los barcos de visitantes. Antes de llegar al puerto, el barco se detuvo para tener ventaja por si tenían que escapar rápido.

—Ok, ¿cuál es el plan? —Hinata preguntó.

—Estamos en la entrada de visitantes, la Marina guarda sus cosas confidenciales en el primer sótano, debajo de las prisiones —explicó Jang-Seo —Podemos entrar en la fortaleza y cruzar hasta el otro lado sin que nos vean. O también podríamos ir directo al otro extremo, deshacernos de los guardias que custodian las prisiones y bajar.

—Creo que la primera es la opción más sensata —señaló Yeong-Seok —Debemos tener cuidado, aunque hayan mandado naves a buscarnos y las bases estén más desprotegidas, debemos evitar lo más posible que nos identifiquen aquí.

—O podríamos hacer ambas. Si unos distraen a los guardias, otros pueden entrar y cruzar la fortaleza. Después nos reuniríamos para llegar al sótano ya sin los guardias —sugirió Bong-Cha.

—Estoy de acuerdo con eso —añadió Hinata.

—Jang-Seo, ¿estás seguro de que lo que buscamos está ahí? —inquirió Asdis.

—Es el único lugar donde podrían estar. Ni siquiera sabemos que buscamos exactamente —respondió el Capitán.

—Bueno, conoces la fortaleza así que supongo que tendremos suficiente tiempo para buscar en otros lugares por si hace falta —dijo ella.

—En realidad no he estado ahí antes... —corrigió Jang-Seo, aunque pensó que tal vez no debería haberlo dicho.

—¿Cómo? —Bong-Cha clavó su oscura mirada en él —¿Entonces cómo sabes dónde está todo ahí adentro?

—Memoricé los planos.

—¿Y cuándo te infiltraste en la Marina?

—Eso fue en otra base, no en Silvermill, sería muy estúpido de mi parte entrar ahí solo.

—¿Y los planos dónde están? —intervino Asdis.

—Se perdieron... se los robé a un oficial de la Marina hace mucho tiempo, ¿ok? Después de un par de años se perdieron —aclaró Jang-Seo, pero sentía la mirada de Bong-Cha sobre él.

—¿Se perdieron o los perdiste? —ella cruzó los brazos.

—De hecho, si los perdió —se apresuró a decir Yeong-Seok.

Su primo se volvió hacia él, fulminándolo con la mirada. Yeong-Seok dio un paso atrás y no dijo nada más.

—¿Vamos a hacer esto o no? —Jang-Seo volvió al tema anterior.

Los demás asintieron.

—Ok, Yeong-Seok liderará al grupo que entrará a la fortaleza. Bong-Cha, Asdis, Zelda, Ji-Hun, Milo y Trea estarán en ese grupo. Los demás vendrán conmigo al otro lado. Hinata y Haruto se quedarán a cargo del barco con Cassian, Richard, Eleanor y Touwa. Nos veremos en el pasillo secreto junto a las prisiones.

Después de asegurarse que todos tenían bien claro su posición y lo que tenían que hacer, Jang-Seo dio la orden de que era hora de empezar. Con los botes extra que llevaba la Perla Roja, los dos grupos se aproximaron a la orilla. Pisando tierra firme, se separaron para ejecutar el plan. El grupo que era liderado por Yeong-Seok se acercó sigilosamente a la entrada de visitantes. Algunos marinos se encontraban arriba en los muros, protegiendo el lugar, pero no se percataron de que los chicos entraban a escondida. Entrando en la fortaleza, había algunos hombres que no se vieron muy agradados con su aparición.

Mar ArcanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora