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Una vez más, la habitación estaba iluminada cuando Jihoon se despertó. Sentía como si hubiera un elefante sentado en su pecho y su nariz estaba tapada. Maldita sea. Jihoon gimió y se dio la vuelta, enterrando su rostro en la almohada. Después de unos minutos de averiguar quién y dónde estaba, se arrastró hasta la cocina. Estaba vacía. La casa entera parecía vacía. Escaneó la habitación y sus ojos se encontraron con una hoja de papel de color amarillo brillante. Se acercó a la mesa y lo recogió. Jihoon leyó la letra descuidada en voz alta en voz baja.

''Jihoon. No se te permite salir de esta casa hoy a menos que llames a uno de nosotros y obtengas permiso. Hay comida en la nevera, así que llámanos si necesitas algo. NO vengas a practicar hoy. Si vienes, personalmente te sacaré a rastras y te llevaré a casa. Nos vemos cuando volvamos. -Seungcheol Hyung.'' Jihoon se rió del mensaje, pero se detuvo rápidamente porque comenzó a toser. Mientras tosía, la oscuridad bordeó su visión y lo hizo tambalearse y sentarse pesadamente en uno de los taburetes. La habitación giró durante un rato y él apoyó la cabeza en la mesa fría. Una vez que la habitación dejó de dar vueltas, Jihoon se preguntó qué debería hacer, ahora que tenía todo el día para él. No le gustaba estar libre de trabajo. Su trabajo lo mantuvo ocupado. Mantuvo sus pensamientos ocupados. Los pensamientos se vuelven peligrosos cuando se los deja solos con ellos por un tiempo.

Jihoon volvió a su habitación y se metió debajo de las sábanas. Con un poco de suerte. El pensó. Estaré en un sueño demasiado profundo para soñar. Jihoon se cubrió con las sábanas hasta la barbilla y lentamente se desvaneció en un sueño ininterrumpido.

Jihoon se despertó con el pitido silencioso de su teléfono varias horas después. Su hermana le había enviado un par de mensajes de texto preguntándole si estaba libre. Respondió diciendo que estaba enfermo en casa y que tenía órdenes estrictas de no irse.

Su teléfono sonó de nuevo.

Jihyo: ¿Puedo ir?

Jihoon: Por mí está bien, siempre y cuando te vayas antes de que vuelvan a casa. No saben exactamente que tengo una hermana.

Jihyo: ¿Por qué no?

Jihoon: Más respuestas, más preguntas.

Jihyo: ¿Ese es tu lema o algo así?

Jihoon: Sí.

Jihyo: Nos vemos pronto.

Jihoon dejó su teléfono en la mesita de noche y luego se fue a duchar.

Con una caja de pañuelos en la mano, Jihoon se sentó en el sofá esperando que llegara su hermana. Volvió a estornudar y bostezó, lo que hizo que se le humedecieran los ojos.

Justo cuando Jihoon estaba a punto de quedarse dormido en el sofá, Jihyo llegó. Ligeramente se levantó del sofá y abrió la puerta. Se abrazaron a modo de saludo y sin decir palabra cerraron la puerta y se sentaron en el sofá, ambos con el rostro exhausto.

-Te hice un poco de té.- La voz de Jihoon era baja y rasposa.

-Gracias.- Se quedó en silencio un rato. -Te ves como una mierda.

-Gracias.- dijo Jihoon con sarcasmo. El silencio entre ellos no era ni incómodo ni cómodo. Hubo un silencio reflexivo entre ellos. El único sonido en el silencio era el sorbo de té. Algo salió de la boca de Jihoon. Algo tan inesperado que se preguntó si realmente lo había dicho en voz alta.

-¿Por qué te escapaste?

Hubo un silencio más pesado que el anterior. Era casi ensordecedor por la ausencia de sonido.

Saviors - traducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora