Samay Meyer
Hice una mueca de desagrado cuando Eron me observó y asintió con la cabeza, saludándome.
—Que asco mi vida. —suspire, con desagrado.
—Bueno, no dejemos que su asquerosa presencia nos afecte en algo. —dijo con una sonrisa Darín —¿Qué has hecho con tu vida, Rexi-Rex? —preguntó el rubio.
—Me volví coronel de las fuerzas armadas más cercanas a la OL. —dijo. — ¿Tu, Rin-rin?
—Después de que volví de Alemania de hacer mi especialidad y algo así como un pos-grado con médicos de la OL, volví aquí a encargarme del hospital de mis padres.
Ellos continuaron charlando de sus vidas, pero yo no me podía concentrar.
Primero, porque sentía la mirada de los Frensby Ajax en mí y segundo, porque desde que los ví con esas mujeres, apareció un sentimiento de repulsión en mi. Me sentía tan desagradable.
—Ya quita esa cara. No te van a hacer nada. —dijo Rex, susurrándome en el oído, muy cerca de mi. Escuché gruñidos cuando me volteé y nuestros rostros quedaron muy juntos.
—Solo ignoralos y que no arruine tu noche. —dijo mi otro amigo, en mi otro oído, igual de cerca.
Les sonreí muy grande a ambos.
—Tienen razón. Como dijo mi hermano: que la noche no tenga fin. —dije feliz.
—¿Y eso qué tiene que ver? —preguntó extrañado Darín.
—Pero bueno, lo único que haces es criticarme. —le gruñí con una sonrisa.
El resto de la cena nos lo pasamos hablando muy tranquila y amenamente.
Sentía como la mirada de los Frensby Ajax estaba fija en mí y más de una vez escuche un berrinche de algunas de las arrastradas que iban con ellos porque no les estaban prestando atención.
Yo, en cambio, estaba feliz. Me sentía relajada y no se si era por mis amigos o por el alcohol que corría por mi cuerpo.
Me carcajeé (educadamente, claro), ante un comentario de Rex.
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5 están bien, pero, ¿15?
RandomSolamente buscaba mi libertad. Quería ser libre. Pero gracias a ese estupida prueba que me obligaron a presentar, los encontre. Volví a ser encarcelada. Y ahora, con el triple de dolor. Era como... una flor marchita. .-.-.- Espero y que la disfrut...