Capítulo 54

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Samay Meyer

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Samay Meyer

—¡Pues yo si estoy molesta! ¡Que se metan sus soldados que con tanto empeño entrenan y esa pluma que posiblemente ha de costar más que todos mis órganos juntos por donde les quepan!

—Es la grosería más grande que te he escuchado decir. —dije ya un poco más calmada.

El hotel estaba en las orillas de la ciudad, alrededor de un bosque, por lo tanto había mucha vegetación. Adina ya había recorrido un par de kilómetros cuando recordé algo.

—Adina, ¿no se supone que tienes que pasar una caseta para lograr salir o entrar en los terrenos? —me miró de reojo, cayendo en cuenta. Tras de nosotros, se escuchaban autos. Mire tras de nosotras y efectivamente, había como veinte camionetas de la OL todo terreno persiguiéndonos.

Logre distinguir en la camioneta que iba al frente con la luz prendida a Yael y uno de los compatibles de Adina, que iba hablando por radio.

—No es por estresarlas, pero hay como treinta camionetas tras de nosotras y aún tenemos el problema de la entrada. La rubia apretó los labios.

—Estamos perdidas. —suspiro Henar, tocándose la cabeza frustrada.

—Me niego a rendirme. Henar, saca la cabra de la guantera. —la pelirosa y yo nos miramos sin comprender, pero siguió las órdenes de nuestra conductora. Encontramos una tipo radio, que sabía perfectamente lo que era. —Dale de comer. —abrí la boca dispuesta a preguntar a que se refería, pero me interrumpió. —No abran la boca, ni hagan cualquier expresión.

—Si patrona. —se burló Henar, sin embargo, prendió el aparato. Hubo un foquito verde en la pequeña pantallita, mostró como un tipo GPS, donde estábamos nosotras y a pocos metros una tipo casa. Henar me miró sin comprender lo que era, pero se lo quité de las manos y comencé a hacer el procedimiento para que la idea de la rubia platinada funcionara.

—Eres un genio, Adina. Juntarte conmigo ya te está haciendo mal. —bromee, picando a los respectivos números que necesitaba.

—Siempre fui una de las tuyas, Samay. Y usted siempre fueron de las mías. —dijo, con la respiración agitada, pues estabamos a punto de llegar a la caseta. —Si no lo logramos, quiero que sepan que tu madre tenía razón, Samay, son peligrosos. —expreso tragando saliva pesadamente.

—¿Qué te hicieron? —pregunte mirándola.

—¡Termina lo que estás haciendo! —grito y continúe con lo mio, faltaba poco para llegar y ambas estábamos muy presionadas. —Ellos...

—¡Adina, deja esta tontería! ¡Vamos a hablar! ¡Por favor, mi amor! —suplico una voz que surgió de algún lado que ni idea de donde. Mi amiga trago saliva pesadamente.

—¡Dame eso! —se escuchó un grito y como una tipo interferencia. —¡Henar, por favor, por favor, te lo suplicamos, hay que hablar! ¡Solo eres tú, te lo juramos! —la pelirosa apretó los labios y su cara de preocupación se convirtió en una seria.

—Pisale más recio, Adina. Samay, ¿está listo? —asentí, sin entender por qué tanta ira.

—¡No hagas una estupidez, Adina, te lo advertimos! —grito otra voz, supongo que de los Slora. —¡Vuelve y lo hablaremos tranquilam...! —se escuchó otra interferencia.

—¡Samay, linda, ¿estas bien?! —escuche la voz preocupada de Domani. —Sé que todo es culpa de tus amigas y te juro que cuando las atrape, recibirán su castigo, ambas. No te preocupes, te salvaremos. —dijo, avergonzandome. Henar que tenía la posibilidad, volteo a verme y Adina solo me miró de reojo.

—¡Samay, apaga eso! ¡Ahora! —escuche el grito de Anxton y otra interferencia. —¡Es una idiotez lo que intentan! ¡Solo se van a hacer daño! ¡Te lo advierto ahora, bajen la velocidad! —y parece que le dijeron que la subiera, ya que la rubia le piso aún más. —¡Esa tonta! —escuche el grito lejano y otra interferencia.

—¡Escuchame bien, Adina, le pasa algo a mí compatible y nadie en este jodido mundo te va a salvar! —grito furioso Cobain.

Faltaban aún menos para la puerta.

—Adina, baja la velocidad. —le dije asustada, pues el gran portón aun seguía cerrado y según mis sospechas, Anxton había logrado que la señal del dispositivo fallará. Era tan tonta nuestra idea, ¿cómo íbamos a poder contra esta gente que literalmente crearon estos programas? —Adina, no se va a lograr, baja la velocidad, nos vas a estrellar.

—Adina, baja la velocidad. —dijo esta vez Henar, estábamos a nada de llegar y mi amiga no se iba a detener.

—¡Adina, baja la velocidad! —el grito resonó por todo el auto.

—¡Anxton abre la puerta! —se escuchó otro grito. —¡Abre la maldita puerta o las vamos a perder!

—¡Anxton abre la puerta! —esta vez fui yo la que grite, cerrando los ojos fuertemente. No lo iba a lograr. Íbamos a morir aquí.

Se acabó.

Escuché un ruido sordo y como mis oídos comenzaron a pitar, no se si por el golpe o la ansiedad que corría por mis venas.

Bienvenid@sssss

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Bienvenid@sssss. ¿Que les pareció el capítulo? ¿Les gusto? ¿Cuáles son sus teorías de porque nuestro trio dinámico huyen de sus mastodontes?

Siendo honesta, cuando yo comencé a escribir esta parte de la historia, el plan era hacerlo algo pequeño y todo se me fue de las manos. Maldita imaginación. Pero bueno, va a aportar mucho al desarrollo de los compatibles masculinos y que ustedes los conozcan mejor.

Último capítulo de la semana, disfrútenlo muchisimooo.

Gracias por leer, comentar, votar.

🎃🙏🏻

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