Samay Meyer—¿Cómo fue que te caíste? Tu pie está muy hinchado.
Ni en todas las veces que me he golpeado jugando, me han dicho que es tan grave.
—Me empujaron y traía tacones. —respondí frustrada.
Estaba sentada en la gran cama del cuarto de Khaled, con uno de sus shorts (que a mi me quedaba de pantalón) y de sus camisas (para mi, un vestido), todo esto por consecuencia de que mi vestido estaba roto.
Todos ellos, me estaban rodeando, con Lucian en medio de ellos, arrodillado, revisando mi pie.
—Para tu buena suerte, solo te lastimaste un tendón. Parece que tu cuerpo es muy sensible a los golpes y por eso te duele más de lo normal. Pero, te haré un masaje, para hacerte sentir mejor. —me regalo una gran sonrisa.
Comenzó a hacerme un masaje en el pie.
Este hombre es la tentación en persona. Sus ojos son azules, con su piel morocha y su cabello castaño.
Parece un maldito Max Stell, con esa cara y todos esos músculos.
—Me voy a desgastar con lo pesada que es tu mirada. —comentó divertido y solo rodeé los ojos.
—Ni que fueras tan importante.
—Uhhhh, una chica acaba de pisotear al fabuloso Laban. —expuso con buya y broma Domani.
Todos en la sala lo miramos con cara de ya callate y él solo soltó una carcajada.
—Ya está listo tu pie. Trata de ir con un fisioterapeuta para que te siga dando masajes o... —paro de repente. —puedes venir a que yo te haga el masaje.
Vi la cara de incredulidad de Khaled, Domani, Milos e incluso de Eron, que a lo poco que lo conozco, es algo inexpresivo. En cambio, Rex, solo frunció su preciosa cara.
—Bueno, bueno. Ya vámonos, Am. Tengo que llevarte a casa. —dijo algo frío.
Los otros, se miraron entre sí.
—Si me disculpan, tengo que hacer una llamada. —dijo Eron, saliendo de la habitación.
—Lo siento, Coronel. Nosotros la trajimos, nosotros la devolvemos. —dijo Milos, algo serio.
—No es necesario. —respondió Rex fríamente. —La conozco de toda mi vida.
Vi como ellos apretaban la mandíbula.
—De todos modos, tenemos una cena pendiente. —mi amigo me volteo a ver incrédulo y yo solo ignoré su mirada.
—Oigan, les recuerdo que están hablando de mí. No es necesario que peleen por esto.
—Estamos dialogando, Sam. No tienes de qué preocuparte. —respondió "dulcemente" Domani.
Todos comenzaron a mirar retante a Rex y este a ellos. Yo solo miraba entre uno y otro, esperando el próximo movimiento.
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5 están bien, pero, ¿15?
RandomSolamente buscaba mi libertad. Quería ser libre. Pero gracias a ese estupida prueba que me obligaron a presentar, los encontre. Volví a ser encarcelada. Y ahora, con el triple de dolor. Era como... una flor marchita. .-.-.- Espero y que la disfrut...