Samay Meyer
—¡Samay! —exclamaron, pero yo no escuché más, estaba demasiado ida como para poder comprender.
—Au. —gemí adolorida. —No vuelvo a tomar. —pronuncie, abriendo los ojos, mirando hacia el piso y oh Dios, lo que me encontré fue con un pie vestido de zapatos de marca muy bien lustrados, a cada lado mío.
La sensibilidad volvió a mis manos y sentí como tocaban dos cosas muy fuertes y duras; mi cabeza estaba recargada en algo... extraño.
Mire hacia arriba, encontrándome con la cara confundida de Yael. Mis manos estaban en sus muslos y mi cabeza estaba recargada... ahí.
Intenté levantarme rápidamente, pero me golpeé con la mesa fuertemente en la cabeza, volviendome a tirar.
Mierda, las cosas no me estaban saliendo bien hoy.
Los ojos se me llenaron de lágrimas por el dolor y sentí como alguien me tomaba de la cintura, me levantaba y me depositaba en un lugar duro, pero cómodo.
—Ayyy, mi cabeza. —me queje, sobando la cabeza.
—Samay Meyer tenía que ser. —escuche el suspiro de Rex.
—¿Estás bien, Sam? —preguntó Lucian preocupado. Yo seguía sin poder abrir mis ojos, sentía que si los abría todo se me vendría encima.
—¿Cómo te sientes?
—¿Te moriste?
—¿Te sientes bien? —preguntó una voz ronca en mi oído.
—Callense. —dije, mientras me sobaba la cabeza. Me dolía, estaba mareada y el ruido no ayudaba.
Todos se callaron.
—¿Qué sientes, Samay? —preguntó Darín, preocupado. No respondí. —Linda, abre tus ojos lentamente. Es normal que sientas que te vas a desmayar. No te preocupes, no va a pasar nada. —abrí lentamente los ojos, sintiéndome muy mareada y los volví a cerrar cuando un rayo de la luz de los focos me golpeó.
—Idiota, cierrense. El chiste es que no le de luz. —exclamó Lucian.
Volví a intentarlos abrir y esta vez, con éxito, pude detallar todo.
Lucian se encontraba delante de mí, arrodillado, examinándome con la mirada. Cerré los ojos y los apreté, intentando concentrarme.
Sentía algo muy... extraño.
—Darín. —llamé a mi amigo, que sabía que estaba detrás de mí, porque sentía como me tocaban moviéndome el cabello de la mollera, revisandola.
—¿Qué pasa, Sam? —preguntó preocupado.
—¿Es normal que vea a Lucian atractivo? —pregunté, desorientada, Lucian y yo seguíamos viéndonos fijamente.
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5 están bien, pero, ¿15?
RandomSolamente buscaba mi libertad. Quería ser libre. Pero gracias a ese estupida prueba que me obligaron a presentar, los encontre. Volví a ser encarcelada. Y ahora, con el triple de dolor. Era como... una flor marchita. .-.-.- Espero y que la disfrut...