Samay Meyer
Camine por todo el pasillo, acercándome a donde escuche ruido.
Me asomé por la pequeña ventanita.
—¿Quiéren esto, señores Frensby Ajax? —preguntó la mujer con voz seductora. Ella estaba sentada en el escritorio, con las piernas cruzadas y ellos estaban cerca de ella.
La pelinegra les mostró el aparato, con burla.
—Deja de joder y entreganos esa foto. Te dejaremos ir rápidamente si haces esto fácilmente. —ella sonrió.
—¿Desde cuándo les importa que alguno de su fracción esté enredado en algún chisme? —pregunto burlona. —Es por ella, ¿cierto? Vi como todos la miraban fijamente. Quieren algo de ella. —fruncí el ceño, ¿hablaban de mí?
—Ya entreganoslo. —Ahora fue el que exigió con un tono de voz que me sorprendió Areu.
—Saben lo que quiero. —abrió lentamente sus piernas, mostrando su feminidad sin nada cubriéndolo. —Un orgasmo por imagen y por mantener mi boca cerrada. —ellos apretaron la mandíbula.
Se miraron entre sí y negaron.
—No haremos eso. —negó Cobain.
—Claro que si quieren. No dejan de mirarme. —sonrió y era cierto, ellos se quedaron mirando fijamente ahí.
Que asco que me dan
—Te lo volvemos a repetir, Shepard. Entreganoslo por las buenas, no queremos recurrir a otros métodos. —advirtió Areu fríamente.
Los ojos de la mujer brillaron de miedo, pero luego de excitación.
—No sean aburridos, ¿no quieren repetir lo de hace tiempo? Todos nos divertimos. —extendió sus manos hacia ellos, pero la evitaron. Suspiro. —No se atreverían a tocarme...—hizo una pausa. —en ese sentido. —se lamió los labios. -Ya saben lo que quiero.
Entre, por alguna razón, enfurecida.
—Ellos no te van a tocar, en este sentido, claro. Pero yo sí. —sonreí cínicamente. Camine rápidamente y le arrebate el aparato para tomar fotos. Me di la vuelta y les sonreí a los dos hombres inútiles que tenía enfrente.
Había hecho más yo en un minuto que ellos en cinco minutos.
Sus ojos demostraban algo así como temor y curiosidad. Los mire de arriba abajo y pasé entre ellos, topando mis hombros con los suyos.
—Samay. —llamó alguien y yo salí enojada.
¿Por qué me enojaba tanto esta situación? ¿Por qué me enojada el saber que si no hubiera entrado, llegarían a algo más?
Entre a un salón donde se encontraban mis dos amigas. Adina estaba en una silla, algo pálida y Henar le estaba echando aire, sentada en otra silla.
—¿Qué pasó?
Pregunté y ambas me miraron.
—¿Por qué estás enfadada? —preguntaron.
—¿Por qué dicen que estoy enojada? —respondí toscamente y con el ceño fruncido. Tome asiento en una de las sillas del salón, sentándome de sentonazo.
—Tu cara está toda roja. —respondió la pelirosa
—Los Frensby Ajax. ¿ustedes? —Adina suspiró, agarrando la hoja con la que Henar le estaba echando aire.
—Los Slora. Me da tanta vergüenza el hablarles y es extraño. —suspiró de nuevo, mientras su rostro se tornaba rojo. —Casi me desmayo, por eso estoy aquí.
Mire a Henar, esperando su respuesta.
—Son unos idiotas, antipáticos, mujeriegos, asquerosamente guapos, asquerosamente ricos y quieren comprar todo con su maldito dinero. —dijo, haciendo un berrinche. La miré sorprendida.
—¿Qué te hicieron para que los odies así?
—Me ofrecieron un millón de dólares si dejaba que TODOS pasarán una noche conmigo. —sonreí divertida.
—Han de ser así con todas, no te preocupes. —dijo Adina, intentando relajarla, pero parece que eso la enojó más.
—No soy una más del montón. —frunció el ceño, entrelazando sus brazos. —¿Qué te pasó a ti?
Hice mueca de asco recordandolo todo.
Les conté todo, desde inicio hasta fin, sin ser clara en algunos detalles, porque no teníamos tanto tiempo.
—¡Estamos jodidas!
—Oye, no digas eso. Muchos quisieran llevar nuestra vida. —se excusó Adina, ante la exclamación de Henar.
—Créeme, los Slora no pueden ser peor que los Bryne. ¡Al menos tú convives con paredes! ¡YO convivo con siete idiotas que no se callan la boca en ningún momento! —peleó la pelirosa.
—Me gustaría ser tu. —dijo la rubia platinada.
Las examine a ambas y sus palabras.
—¿Qué? —pregunto Henar, porque me les quedé viendo. Sonreí malévolamente.
—¿Qué plan malévolo tienes ahora? —pregunto asustada Adara
—Se me acaba de ocurrir la peor idea de todo el día. —apoye mis codos en mis piernas. —Cambiemos de fracción. Piénsenlo, ninguna de las tres quiere estar con ellos, por una que otra razón.
Ambas se miraron entre sí.
—Definitivamente es la idea más estúpida que tuviste, no que vas a tener en toda la semana. —expresó Adina.
—Pero tiene sentido. —apoyo mi otra amiga.
—¡Henar! El director advirtió que no hagamos ninguna tontería. ¿Qué nos harán si se enteran de esto?
Rodé los ojos.
—Adina, no es tan grave. —alargue la a.
—Exacto. Les podemos decir que la que se supone que tiene que darles el recorrido no se sentía bien o nos inventamos algo. —dijo Henar. La rubia no respondió, claramente convencida.
—¿En qué mierda me acabo de meter? —sonreí.
Pero olvidamos un gran problema y factor que haría que nos descubrieran: el itinerario.
Holaaa, ¿qué tal todo? ¿Cómo les fue en el fin de semana?
El jueves, respondí un comentario que hablaba de que los capítulos eran cortos y no se disfrutaban tanto. Hay un tema a debate aquí: si yo actualizo con capítulos cortos, actualizo todos los días; sin embargo, si los hago largos, serían como máximo tres actualizaciones por semana (sin incluir los fines de semana). ¿Qué opinan?🤔
¿Les gusto el capítulo?🎃🤟🏻
Gracias por leer, comentar, votar y por los casi 30k lectores. TQM😽
Disfruten su lectura.
🎃🫶🏻
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5 están bien, pero, ¿15?
AléatoireSolamente buscaba mi libertad. Quería ser libre. Pero gracias a ese estupida prueba que me obligaron a presentar, los encontre. Volví a ser encarcelada. Y ahora, con el triple de dolor. Era como... una flor marchita. .-.-.- Espero y que la disfrut...