『Dos』

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Capítulo 2
Insoportable situación

HyeLin limpió los platos usados durante el desayuno, había cocinado con ayuda de JungKook como hacían la mayor parte del tiempo a menos que pidieran comida a domicilio. Hace dos meses la casa de la chica se había vendido como NamJoon le prometió, le había hecho un depósito que le llegó gracias a HanNa, el dinero estaba guardado ya que Hye prefería dejarlo para una emergencia, sabía que en su posición debía tener un as bajo la manga. NamJoon desde lejos los ayudaba con los gastos de todo tipo y se alegraba al saber que HyeLin estaba recibiendo ayuda psicológica, también que JungKook aprendía tácticas para defenderse. HanNa era una gran ayuda, los guiaba o dirigía cuando lo necesitaban, era muy respetuosa y amable, sabía que la relación de ellos era un tanto extraña, pero mantenía cerrada su boca porque no era su problema.

Las ganas de querer trabajar estaban allí, el problema era el temor a ser identificados. Incluso en otro país ese miedo no se iba, era como mantener una parte alerta todo el tiempo y eso agotaba.

JungKook dejó su teléfono sobre el comedor, no dejaba de verlo cada ciertos minutos comprobando si NamJoon le había escrito, el hombre tenía problemas para poder dormir desde todo ese desastre. Dudaba que fueran buenas noticias, la esperanza era lo último que se perdía. Miró a la castaña quien secaba sus manos con el pañuelo de la cocina, se acercó a ella abrazándola por detrás apretándola entre sus brazos.

—¿Por qué siempre me haces sonreír con sólo ese gesto?—giró sobre sus talones.

—Es curioso, porque cuando te abrazo en las noches me parece que te quejas.

—No recuerdo eso.

—¿No lo recuerdas?—sus ojos tomaron un brillo peligroso. Hye dejó salir un pequeño grito cuando la cargó tomándola desprevenida sentándola sobre la mesa—¿Sigues sin recordar?—acercó su cuerpo a él colocando su mano en la parte baja de su espalda.

La castaña sonrió con fingida inocencia encogiéndose de hombros. Sus piernas estaban a ambos lados de la cintura del pelinegro, fue imposible para ella no pasar sus dedos por ese cabello oscuro, su corazón se aceleraba sólo con él, la historia de ambos venía desde hace nueve años. Pocas relaciones duraban tanto, bueno, la relación en sí todavía no se podía explicar. JungKook comenzó a gustarle en la secundaria, fue imposible usar el sexo de excusa cuando ese tonto la escuchaba, la acompañaba y ayudaba sin necesidad de tocarla. Sólo con su presencia era suficiente, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

Era muy afortunada de no estar tan sola en esa situación.

—Me gusta cuando sonríes—con su otra mano acarició su mejilla—¿En qué piensas?

—Últimamente pienso en mucho—jugó con sus dedos en su nuca—Si estuviera sola en este momento me habría vuelto loca.

JungKook hizo una mueca apoyando sus manos de la mesa. Hye se inclinó un poco hacia atrás teniéndolo incluso demasiado cerca, podía jurar que se veía reflejada en los ojos del chico. Irónico que ahora quiera tenerlo así de cerca.

—Pero no lo estás, estoy contigo aquí.

—Incluso el destino juntó nuestros problemas—chasqueó la lengua ocasionando una risita en él. Cuando la seriedad volvió a ambos, JungKook no dudó en preguntar:

—¿Realmente saldremos de esto?

Aunque Los Ángeles no era tan mala como esperaba Hye, de igual modo extrañaba su hogar, extrañaba Seúl. Jamás pensó que extrañaría tanto, si hubiera salido por otros asuntos no tendría esa sensación de tristeza al pensar en la ciudad que la vio nacer.

—Creo que...—deslizó sus manos por su cuello a sus hombros—La única manera de salir de esto es que JaeWang esté muerto.

—Algo imposible.

—No es inmortal, JungKook.

—Pero tiene más poder que tú y yo—indicó. Tensó sus manos junto a su mandíbula mostrándose molesto—Perdí absolutamente todo por su culpa, incluso si YoungOk necesitaba ayuda para su hijo fue parte de todo esto—Hye ya estaba al tanto de esa información—Pienso en el tema y es agotador.

—Podríamos matarlo—esas palabras le tomaron por sorpresa. JungKook abrió sus ojos más de lo normal retrocediendo un poco.

—¿Qué dijiste?, ¿Vas a manchar tu manos de sangre?—ella no respondió. Lo había dicho por impulso, aunque había pensado en ello desde hace meses, una pequeña idea que se iba haciendo más grande hasta desear verlo muerto—HyeLin, respóndeme.

—Es una posibilidad...

—Posibilidad de que vayas a la cárcel por culpa de ese monstruo.

—¿Sabes lo que hubiera pasado si Taemin siguiera vivo?, JaeWang lo hubiera enviado por nosotros, hubiera terminado siendo abusada de nuevo y tú estarías muerto—su enojo también apareció—No voy a perdonarle la vida a alguien que me ha hecho sufrir tanto, lo sabes perfectamente.

Aquella chispa en sus ojos redondos le hizo saber que no mentía.

—No vas a asesinarlo.

—¿Por qué?

—Porque prefiero hacerlo por ti.

La conversación acabó allí ya que el timbre de la casa interrumpió. JungKook fue a abrirle mientras Hye bajaba de la mesa sin saber que había sido eso. ¿Realmente era capaz de asesinar a JaeWang?, prefiría que JungKook no estuviera involucrado, preferiría ser ella quien pusiera fin a todo.

—Buenos días—HanNa saludó al entrar al comedor.

—Buenos días, HanNa.

—JungKook, NamJoon estará en contacto contigo en unos minutos—le indicó.

—¿Se comunicó contigo?

—Hace dos horas exactamente—le dio su tablet—Hablará contigo por aquí.

—¿Pasó algo con NamJoon?—Hye los miró a ambos—¿Encontró a mi madre?

—No, él...quería hablar conmigo—JungKook aclaró su garganta—HanNa, quédate con ella mientras hablo con...

—Quiero estar en la videollamada.

—Hye.

—¿Por qué quiere hablar contigo?—exigió saber cruzándose de brazos.

El pelinegro dijo lo primero que vino a su mente.

—Es una sorpresa para tu cumpleaños.

—Es una sorpresa para tu cumpleaños

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Entre Ellos Y Nosotros +18 • JJK (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora