"Vamos a mostrarles lo que somos capaces de hacer"
Jeon JungKook y Shin HyeLin huyeron a Los Ángeles con la esperanza de poder salir adelante después de que los malos se salieran con la suya. Las cosas siguen tensas en Seúl, HyeLin sigue estando en...
Las piscinas se encontraban ocupadas por niños, adolescentes y adultos, estaban separados por edades, JungKook escuchó los chapoteos al pasar por las puertas que daban a esas clases de natación a dichos grupos, se detuvo en la tercera abriéndola, la piscina era grande, en las gradas se encontraban las madres de los niños que supervisaban a la joven maestra que les enseñaba dentro del agua, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios decidiendo quedarse de pie cerca de las gradas, Shin HyeLin impartía clases de natación a niños entre los 6 y 9 años, cuando supo de ello por la misma Hye se sintió emocionado, sabía lo excelente nadadora que era, siempre supo lo mucho que se identificaba con el agua.
Hye se encontraba dentro de la piscina con aproximadamente trece niños escuchándola con atención para luego aplicar los movimientos que ella indicaba.
Una vez dio por finalizada la clase ayudó a los pequeños a salir del agua despidiéndose de las madres, éstas cubrieron con las toallas a sus hijos retirándose a los vestidores, HyeLin se sostuvo de las barandas de las escaleras de la piscina para subir cuando una mano masculina se ofreció a ayudarla. Levantó sus ojos grandes dibujando una sonrisa en sus labios al ver de quien se trataba, dejó que JungKook la impulsara hacia arriba y cubriera sus hombros con una toalla.
—¿Llegaste hace mucho?
—Un poco. Vi parte de tu clase—respondió frotando sus brazos—Eres muy buena, Hye.
Sus mejillas ardieron haciéndole sentir cosquillas en el estómago.
—Voy a cambiarme. ¿Me esperarás aquí?
—Sí, no te preocupes.
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Mientras esperaba recibió un mensaje de NamJoon, quería saber como iba con Hye. Decir que estaba contento de tenerla de nuevo era poco, hace unos pocos días la castaña apareció en su negocio, la hora se había pasando volando hablando en el local, por eso acordaron verse ese día para salir, charlar más y saber cómo ha sido ese tiempo de separación para ambos. Sentado en las gradas jugó con el teléfono en su mano moviendo su pierna en un tic nervioso.
—¿Quién eres tú?
Volteó a ver un chico de cabello rubio. Era unos centímetros más bajo que JungKook, tenía un bolso colgando de su hombro junto a un semblante serio.
—Estoy esperando a la profesora Shin.
—No pregunté eso—levantó una de sus cejas—¿Quién eres?
JungKook mantuvo la calma colocándose de pie a la vez que guardaba su celular en el bolsillo del pantalón.
—Soy su novio. ¿Tú quién eres?
—La profesora Shin no tiene novio—resopló burlándose de esa mentira—Los extraños no pueden quedarse así, tampoco sé como entraste, pero debes irte.
