"Vamos a mostrarles lo que somos capaces de hacer"
Jeon JungKook y Shin HyeLin huyeron a Los Ángeles con la esperanza de poder salir adelante después de que los malos se salieran con la suya. Las cosas siguen tensas en Seúl, HyeLin sigue estando en...
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Extra 2 Será mejor que antes
—Entonces, cuéntame algo—JungKook caminaba a su lado por el parque. Luego de comer algo y esperar que la lluvia se calmara, decidieron caminar un poco con el olor a humedad en la ciudad—¿Cómo llegaste a convertirte en maestra de natación de esos niños?
Hye sonrió un poco guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Su bolso ya no iba en su espalda, pues el pelinegro se ofreció a llevarlo por ella.
—Honestamente no pensé que los niños pudieran quererme—dejó salir una risita nerviosa. JungKook sonrió al escucharla sin apartar sus ojos de la castaña, le gustaba como se veía mucho más tranquila, era una nueva versión más madura y menos impulsiva de la Hye que conoció años atrás—Conocí al profesor Park en la farmacia, necesitaba comprar mis medicinas, estaba a punto de tener un ataque de ansiedad, Jimin me ayudó ya que ni siquiera podía pagar por mi cuenta.
—¿Él sabe la razón de tu...?
—No. Nadie sabe a profundidad mi historia, no como tú—indicó—En fin, cuando me calmé, agradecí al profesor Park, en medio de la conversación le dije que estaba buscando un empleo, allí salió el tema y ahora soy maestra de niños entre 6 o 9 años.
—¿Estás feliz con esta rutina, Hye?—quiso saber.
—Estoy cómoda con ella—asintió sin dudarlo—Hace mucho que dejé de sentirme feliz, al menos completamente. A diferencia de antes, me siento capaz de seguir viviendo, puedo soportarme a mí misma.
JungKook recordó la ruptura de ambos. Una de las cosas que HyeLin le había dicho cinco años atrás, era no poder soportarse siquiera y si no podía hacerlo, entonces no podía amarlo.
—Estoy orgulloso de ti—se encontró con su mirada—Lo digo enserio.
Una linda sonrisa se dibujó en sus labios. Era agradable para Hye volver a tener esas emociones con él, una parte en su interior volvía a permitirse sentir emociones, podía ser confuso, pero así era el ser humano.
—¿Y tú?, ¿Cómo están NamJoon y HanNa?
—Bueno, ambos tienen una relación. HanNa trabaja conmigo, como viste—comenzó a contar. Hye tomó su mano entrelazando sus dedos permitiendo que los anillos de promesa rozaran—Nam tiene un gimnasio más pequeño que en el pasado, le va muy bien...
—¿Y tú?, ¿Cómo te sientes con tu negocio?—quería escuchar de él.
—Estoy bien—admitió—Hago lo que me gusta, atiendo por mi cuenta a los clientes y aunque a veces necesito ayuda prefiero ocuparme yo mismo.
—¿Ya tienes mi tatuaje listo?
JungKook sonrió ladinamente. No había podido colocar la tinta en ella porque se había puesto nervioso como un tonto.
