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(Recomendación de música para acompañar la lectura)

¿Un tambor de guerra?, ¿el galope de mil caballos al viento? No podía decirse con certeza. El murmullo de el agua que corría dentro de los gruesos muros de Invernalia,le recordaba a Nyria de su propia sangre corriendo por sus venas.

"No entiendo...no veo nada escrito" le había dicho la vieja tata mientras trataba de leer su destino, tomándole la palma de su mano esa misma mañana.

"Ya no eres una niña para ocultarte bajo las sábanas de su lecho' Se dijo Nyria observando atentamente su reflejo: tenía que vestir los colores de su casa mientras aún le fuera permitido.
El fiero gris de los Stark jamás podría aspirar a concederle la misma gracia que el violeta de Campoestrella.

De haberse encontrado algún hombre en la misma habitación, este seguramente hubiese desafiado con gustoa duelo a Arthur Dayne por su mano.

Su esbelta figura, fina como las rojizas hojas que se desprendían del árbol corazón arrancaba suspiros por doquier,pues la manera en que la tela parecía saber donde permitir que sus definidas curvas destacaran no permitía que muchos se concedieran el privilegio de mantener sus miradas en la suya propia, aquella proeza se consideraba tan heroica, que existía el rumor -entre las malas lenguas -, que oculto en el rincón más remoto del bosque más cercano al muro, se encontraba un altar cuya única función era recibir las plegarias de los hermanos de la guardia dirigidas a Nyria con la esperanza de quizás tener la oportunidad de observarla o incluso de tener su favor en las batallas que libraban secretamente en su nombre.

Fuera veraz o no, el Norte lloraría la partida de su hija más preciada. La loba indomable.

Ataviada en una capa plateada, Invernalia aguardaba a por ella.
A las afueras del castillo un carruaje se había preparado,aún se empacaban baúles cuando Nyria salió a decir su último adiós.
El viento aullaba, cual lobo herido,acariciando suavemente las mejillas de aquel retoño que se encaminaba a la adultez.

El gentío se arremolinaba en torno a la entrada principal, evocando su nombre ocasionalmente mientras extendían los brazos hacia ella.
A cada paso, la nieve crujía bajo sus pies, acolchonando sus pasos, si bien en otros tiempos aquello la habría hecho reír, ahora no hacía más que preguntarse si la próxima vez que prestara atención al suelo, solamente escucharía el murmullo del desierto y su cálida arena.
Ladeo la cabeza en un intento por apresurar el descenso de una cristalina lágrima, fruto de sus pensamientos.

'La mente puede ser cruel' suspiró acercándose al carruaje.

El golpe del silencio que se posó sobre sus hombros en el instante en que subió al taburete que la conduciría a su destino fue tal que se vió forzada a sollozar para escuchar un sonido.

-No te vayas...-la voz del pequeño Benjen resonó repentinamente en sus oídos mientras el cachorro del lobo corría para aferrarse a su pierna.
Tras el rápidamente siguió Lyanna quien evidentemente no pudo guardar la compostura ante la escena.

Ambos eran tan pequeños que el mentón de Nyria apenas rozaba el cabello de Lyanna, el cual besó con profunda ternura.

-No me olviden...-susurró mientras los envolvía en su capa al abrazarlos.

-Como hacerlo...-protestó Lyanna mientras se aferraba al torso de su hermana mayor-Me enseñaste todo lo que sé.

-¿Porqué Arthur Dayne se quedará contigo?-refunfuñó Benjen -Tu eres mía.

Nyria copio al niño en brazos y lo alzó a la altura de su mirada.
-Tal vez deberías decírselo tu mismo, ¿no crees?.-Ben asintió, inclinándose hacia adelante para así reposar su cabeza en la seguridad del cuello de su hermana. A pesar del crudo invierno, para el menor de los Stark, ese lugar siempre sería la fuente de un calor nacido de amor y hermandad.

-Dioses..-Lyanna señaló el horizonte -pensé que jamás vería algo así.

Brandon, el lobo salvaje había emprendido la marcha hacia ellos.

Visiblemente derramando lágrimas.

-Malditos sean los siete reinos, pero sobre todo las leyes que escribieron los hombres- se abalanzó sobre Nyria haciendo huir a Lyanna y arrancando un grito ahogado de Benjen, quien se vió forzado a aceptar su destino.

-Bran..- Nyria le devolvió el gesto con cuidado de no lastimar a Ben en el proceso.

-Si ese Dayne se atreve a hacerte daño...-la sangre del lobo se apoderó de su mirada, despiadada y letal. La verdadera encarnación de un huargo.
Una mirada de complicidad entre ambos le indicó que era momento de dejar a Benjen en el suelo.

-Cuando la manada se separa...es mejor saber cuidarse- Brandon tomó la mano de su hermana; a comparación el asemejaba a un gigante frente al delicado pétalo de una rosa blanca. Delicadamente obsequió una exquisita daga, forjada con el acero de su propia armadura.Nyria lo supo en el momento en que distinguió las curvaturas en la hoja ,ni siquiera el fuego era capaz de borrar la esencia del espíritu. -El norte te seguirá a donde vayas.

Cerrando su palma sobre la daga, Nyria asimtio, puede que ella no lo haya percibido,pero en ese instante, el imponente Brandon Stark, deseó hincar rodilla en tierra para cederle su lugar como heredero con tal de que se quedara a su lado.

Finalmente, el lobo silencioso hizo acto de presencia.
Entre ellos no había utilidad para las palabras ni las lágrimas ,una sola mirada bastó para que ambos se encolvieran en un abrazo que contenía los secretos y los sucesos que el Norte recuerda. Nyria sintió la calma de la respiración de Ned al mirarlo.

No cabía duda, Ned era el balance perfecto entre toda cualidad de un caballero de las canciones de los bardos.

-Le pedí al herrero que forjara esto- de su morral de cuero surgieron dos guardapelos.
Ambos tintinearon ante Nyria: Colgando de cadenas de plata, dos hermosos gaurfapelos de hierro con un pequeño huargo en el centro se convirtieron en el regalo más preciado de Nyria.

-Hermanito...-susurró mientras tomaba uno con admiración. La tímida sonrisa de Ned bastó para hacerla sollozar de nuevo.

-Espera- Ned tomó la daga de Nyria para cortar un castaño mechón de su cabellera. Cual inedito tesoro, lo resguardó en el collar de su hermana.-Permítete.

Los oscuros rizos de Nyria fueron presa fácil ante sus acciones, las cuales repitió pero esta vez en su collar.

Con la bendición de su madre y padre, así partió Nyria Stark, a donde iba sus dioses no podían seguirla . Sólo el viento.

Nyria Stark en su último adiós

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Nyria Stark en su último adiós.

𝑳𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 (ᴊᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴛʀᴏɴᴏꜱ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora