𝑳𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 (ᴊᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴛʀᴏɴᴏꜱ)

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Extracto de la 'Historia de Westeros', escrita por el Maestre Samwell Tarly, Hermano Juramentado de la guardia de la noche:

"Si hemos de confiar plenamente en los rumores hablados en la corte de Aerys II Targaryen, de acuerdo a Varys "La araña", Ser Arthur Dayne , "La espada del Alba", se hizo con la virtud de su prometida a tan solo tres días de su llegada a Desembarco del rey a las afueras de la imponente fortaleza roja, más específicamente, en la bahía del Aguasnegras.
Sin embargo, recientemente, en mis exploraciones encomendadas a Invernalia por el Lord Comandante de la Guardia, Jon Snow, encontré evidencia que desmiente a Varys....
Sabiendo lo honorable que sllegaron a ser, no me sorprendí al encontrar una narrativa opuesta, después de todo hay que recordar que la historia siempre es contada por los vencedores..."

⋆｡°✩

-Lady Stark...esto es sumamente peligroso, encarecidamente le ruego regresar a la fortaleza de inmediato. -frente a ellos el mar brillaba con una intensidad tal, que la luna palidecía en comparación.
Tragando saliva, Arthur Dayne contempló sus opciones:
Nyria no era más que una muchacha de firme complexión, no le resultaría un problema el tener que cargarla de vuelta el mismo. Contando con un poco menos de un cuarto de la altura de Albor,la encontraba sumamente intrigante pues ella siempre encontraba manera alguna para que la vida no resultase cotidiana.

Para mirarse directamente ,el caballero tenía que inclinar ligeramente su rostro. Dando la ilusión de siempre tener queb inclinarse ante ella.

-¿No debería llamarme Lady Dayne?, ¿o al menos algo menos...formal? -El estruendo provocado por las olas al chocar contra las rocas agregaba al momento una intimidad que acompañada de la soledad de la bahía a mitad de la noche hacia que Arthur estuviese agradecido que Nyria no fuera capaz de apreciar sus fracciones del todo.
Lo había despertado de un sueño tan dulce...solo para guiarlo a uno mejor.

-Señor esposo, despierta. Quiero ir afuera. -Para llegar a su alcoba la joven Stark había cruzado un pasillo y escalado un par de escaleras.

Tras varios murmullos de protesta y una leve salpicada de agua, ambos contemplaban el mar.

-Quería hablarle libremente,perdón por que haya decidido hacerlo así, pero mi madre me dijo que es mejor actuar que callar. -El sabor de la sal empezaba a calarle la lengua,sin embargo no le prestó atención, no. Su atención se centraba en el noble hombre que era su marido: Con la delgada camisa de lana desabrochada, y los pies descalzos, el Alba andante la escuchaba, preguntándose si en realidad esto era un bizarro sueño. -No nos conocemos...y por ahora..parecemos estar de acuerdo en todo esto, más tarde que temprano me estará envolviendo en los colores de su casa y mi nombre dejará de ser mío. Seré tuya.

De pronto la aspereza de las rocas sobre las cuales se habían sentado se hizo más presente que nunca.

-Nyria...-Arthur titubeó. ¿Qué era el amor? Su señora madre rara vez lo había tomado de la mano. Lord Beric señor de Campoestrella se había limitado a tenderle un pergamino junto con el anillo nupcial familiar.

'Nyria Stark" El nombre le recordó a Nymeria, la princesa guerrera que al desposarse con el príncipe de Dorne se había convertido en su reina. En la luz que guió a los Martell ante la victoria frente a cada enemigo, la misma llama que había extinguido a Rhaenys, la conquistadora.

¿Sería una coincidencia?

La miró de nuevo y al hacerlo la belleza de mil doncellas palideció a su lado. Su largo cabello azabache le llegaba a la cintura, ondulado como las olas del mar que se disponían a sus pies.
Sus ojos...dioses, le recordaban a la estrella caída de su hogar.La estrella de la cual había nacido Albor. Sus labios, de pronto le resultaron evidentes a la vista.

-Milady. Puede que mis palabras no le resulten de consuelo, soy un extraño,ajeno a todo aquello que alguna vez llamó hogar. Pero le aseguro que mi ñs méritos van más allá de mis títulos. Me contaron que el amor es una tontería empalagosa de los bardos y sus canciones,que el matrimonio es simplemente una ventaja politica y que los hijos de estos enlaces no son más que la manera de asegurar que este nunca se pierda...

El sol se posó tras sus hombros, el cielo se tiñó del mismo color que las suaves arenas de Dorne.

-...Sin embargo, creo que usted sería capaz de enseñarme el verdadero valor de todo eso, si usted me lo permite.

Tras sus palabras, la joven doncella no pido evitar sino sentir...sentir..¿Qué era esto?. Dioses,de pronto el cielo se envolvía en un beso con la tierra, las estrellas bailaban y su corazón palpitaba.... ¡Esto es estar vivo!, no cabía duda.

En sus manos sostenía el universo que el le había entregado: "mi primer regalo de nupcias" pensó para sus adentros.

-No sé nada de amor, no sobre este -confesó apenada.

-Dicen que los Dornienses tenemos sangre más ardiente que las llamas de un dragón. Quizás es tiempo que averigües porqué.

Sin dejar espacio alguno para titubeos, Arthur besó ambas manos ee su prometida, y vaya que dicho gesto marcaría el comienzo de una inmensidad de la que ninguno podría librarse en vida.