- Contémplelo, la inmensidad del desierto, cada río por insignificante que parezca, es suyo. - desde lo alto de la torre de la espada blanca, emergían dos figuras vestidas en su totalidad del velo de la pureza. Tan resplandecientes eran sus ropajes que parecían irradiar luz propia traída de astros celestiales y de ser cierto aquello, el noble préstamo era justificable pues estando a un día de unirse el hielo y el fuego, que mejor conjunto que este. - Ahora es parte de un solo corazón, una sola alma, es mi hermana.
Fue en ese instante que Nyria Stark resolvió el misterio que los ancianos maestres y estudiosos más allá de Braavos llevaban buscando entender por siglos , en los ojos de Ashara Dayne yacía la respuesta, en la manera en que el viento azotaba los muros, en la rebeldía de sus corazones, allí estaba. En sus vientres.
-Tendrá que disculparme-dijo la loba con la mayor solemnidad posible, su mano aún entrelazada con la de la deslumbrante estrella, ambas aún posadas al borde de la amplia ventana, -abierta de par en par-, que tocaba el piso y se abría paso hasta donde e techo limitaba la vista. -Pero mi única hermana está en el norte esperando mi regreso.
Si Arthur las viera ahora...
¡Qué magnificencia le había resultado Campoestrella! Erigido en lo más alto de una colina en medio de su gran isla ,mientras que por sus faldas desembocaban ríos en dirección al rejo y de ahí al mar, a la libertad.
Pronto, Nyria agradeció a sus dioses haberle permitido vivir para un momento como este, aunque en el fondo de su corazón, besado por la escarcha y envuelto por la nieve, siempre permanecería el recuerdo de su hogar. Y fue entonces que lo comprendió: sobre su cabeza Arthur Dayne había colocado una corona forjada de las estrellas más brillantes traídas del cosmos y ante sus pies le había concedido poder sobre el amanecer.
-De mí, vendrán aquellos que con un solo movimiento de sus manos, con un sólo parpadeo, doblegarán a los hombres y glorificarán a las mujeres. De mí vendrá el alba del mañana. -susurró para sí misma mientras se aferraba a la pared que las rodeaba, procurando no caer al vacío, donde las olas extendían sus salados brazos hacía ellas, llamándolas, como las sirenas a los marinos.
No ha de confundirse soberbia con esperanza, juventud con vejez. Los dioses, nuevos y viejos concedieron a la mujer, el don de otorgar vida a quienes pueden hacer honor a la sangre vertida por sus madres en el lecho y durante su vida.
Sin embargo, los hombres lo han olvidado pues los dioses observan con horror como la carne es abierta con el beso del metal empuñado por hombres que ansían hallar en las entrañas de una mujer, a un desconocido, quizás a un varón para satisfacer lo escrito en sus leyes, mismas que escupen sobre la memoria de cada mujer que se ha sacrificado en nombre de una dinastía, una espada,un castillo.Con un última mirada al horizonte, lo supo.
Dorne aguardaba por ella, no para ahogarla, sino para elevarla.
Aunque puede que los dioses tuvieran otros planes.
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𝑳𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 (ᴊᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴛʀᴏɴᴏꜱ)
Fanfiction"La canción de hielo y fuego ha de ser entonada sea cual sea el precio..." Corre el año 272 D.C en Poniente, entre alianzas y compromisos hay uno que destaca entre la corte de el ahora Rey Aerys II: Arthur Dayne, recién nombrado Espada del Alba se...