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El constante alboroto orquestado por los grandes y menores señores que anidaban en la fortaleza roja era un constante tormento, más indeseable aún que la peor jaqueca que uno pudiese imaginar. En Roca Casterly jamás hubiera prevalecido algo así, sin embargo el Rey Aerys insistía en hacer ña vista gorda ante todo aquello, después de todo tenía una mano que seguramente lo resolvería tarde o temprano.

Oculto tras una montaña de exquisitos libros y pergaminos sin importancia, -todos ellos cartas de aceptación para la asistencia a la corte real - lo mantenían detrás de una excelente fachada: dispuesta a resguardar sus verdaderas ocupaciones.

Con lágrimas a flor de piel, -Tywin Lannister el imponente hombre cuyo legado se había establecido como incuestionable tras la masacre en Castamere-, se hallaba al borde de la desesperación tras lograr finalmente despegar las brillantes esmeraldas que suponían ser sus ojos de la preciada caligrafía de su adorada Joanna.

¿De qué le era útil el saber cómo comandar una armada o imponer respeto mediante el constante terror?

Ahora mismo se sentía como lo que los dioses sabían que era:
Un mortal

Apretando ambos puños maldijo a toda criatura cuya existencia se encontrara bajo sus pies.

Un embarazo difícil.

Desde el primer momento se lo había mencionado.

-Algo no se siente...bien- masculló Joanna entre dientes la última vez que la había podido visitar. Por aquellos meses Aerys aun le permitía salir del castillo -hay..algo que..-entre suspiros y sollozos ahogados la señora de la Roca se retorcía de inquietud, de incertidumbre algo que sus hijos por supuesto no verían jamás.

-Confío en tu fortaleza amor mío, ya me has dado dos hijos en un solo embarazo y aunque son más que suficientes no dudo en que nuestro hogar se hará más bello con nuestro nuevo hijo...o hija.

Pero en vano había pronunciado dichas palabras. Joanna seguía librando su batalla sin su compañía. Tal y como la reina Rhaella. Tan solo recientemente la pobre mujer ,-cuya dignidad se mantenía en pie en em título que le había cedido su hermano -, había sucumbido como víctima ante otro aborto.

Dioses.

A su puerta habían llegado ya los estandartes designados a ser colgados en la sala del trono, ahí donde reposaba el cráneo de Balerion, el terror negro junto con el resto de sus hermanos. De entre todos aquellos sólo dos realmente conseguían que se dignara a tan siquiera a mirarlos.

"El futuro yace en el vientre de la loba" se atrevían muchos cortesanos a decir "seguramente él no se hará esperar...todos saben de las costumbres Dornienses." Cualquier otra doncella se habría deshecho ante tales palabras, cual flor marchita, sin embargo a Nyria Stark le parecía todo un juego que estaba muy dispuesta a ejecutar.

-No sé porqué insisten tanto en saber tanto de mi compromiso -Decía con aparente inocencia mientras vagaba de un torreón al siguiente, su querido Arthur ,-apodo concedido por ella - no podía hacer más que ruborizarse anre todo ese mundo que hasta aquel momento le había sido ajeno.
El de los rumores y cuchicheos, las miradas que las sirvientas le lanzaban de soslayo a Nyria cada vez que se la cruzaban.

"Dicen que cada noche la visita tan solo para dejarla bañada en sus lágrimas y sudor, con las sábanas en torno a su cuerpo de una manera tal..."

La corte podía ser cruel. Sin embargo la fortaleza de un Stark era más fuerte que los estandartes tras los que los murmullos se ocultaban. Ya en repetidas ocasiones la loba indomable había mostrado los colmillos a la rosa de los Tyrell, amenazado con derrumbar las torres de los Frey e incluso había osado herir el orgullo del león:

Una hija de Gemma Lannister había acudido a las faldas de su madre para contarle:

-¡Madre madre! Esta misma mañana vi a Lady Stark y a Ser Arthur paseando por los establos.Los vi tan cercanos en uno al otro.... El tenía las manos en torno a su cintura mientras la ayudaba a montar. ¡Tenía las manos en torno a su cintura madre! Hubieras visto las expresiones en sus rostros.

-Es normal que un caballero ayude a una dama -le recordó a su hija.

-No de esa manera, incluso le estaba murmurando cosas al oído que provocaban un rubor en las mejillas de Lady Stark. Estoy segura.

-No sabes nada del cortejo, eso lo veo.

-No madre, ¿Qué no lo entiendes? Es evidente que han...

Ante tales escandalosas declaraciones, Gemma había acudido a Tywin.

A la luz de las velas, su prima le había contado la anécdota acompañado de un ardiente fervor.

-Pronto llegará otra que robará la atención, otra que sabrá controlar la marea de rumores para bien. Una dama de mejor porte y más agraciada que Nyria Stark. -la tranquilidad con la que Tywin pronunciaba dicha frase dejaba al descubierto que ocultaban un as bajo la manga.

- Ya has decidido.

Tywin ladeó la cabeza.

-Joanna insiste en comprometerlos con Elia y Oberyn Martell.

-Dorne se ha convertido en el nuevo eje, ya veo.

-Les dan demasiado crédito

Un sepulcral silencio se apoderó de la torre de la mano, durante este la única excusa para intentar llenarlo era el amargo sabor de la más reciente cosecha del rejo, un vino para los verdaderos jugadores del Juego de tronos.

-¿No lo hiciste , o sí?

-Alguien más lo terminaría haciendo de todas formas.

-Es una niña.

-Es una mujer. Una norteña, está curtida en el frío, sobrevivirá .

-¿A rumores como estos?

-No he sido yo. Pero ahora será más difícil que Aerys deje de hablar entre dientes, su miedo crece a cada mención del futuro. Mucho más ahora con la frase que se ha estado diciendo por ahí sobre ella.

Tras un largo suspiro Gemma abandonó su asiento frente a Tywin.

-¿Desde hace cuánto que el rey ha sido tan...?

-Eso no importa. Si Aerys sigue este camino la corona caerá.

Gemma palideció, en sus labios oscilaba la palabra traición.

Indispuesta a escuchar más palabrerías se dió a fuga en pos de dos pasos, dejando su copa completamente llena.

𝑳𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 (ᴊᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴛʀᴏɴᴏꜱ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora