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Mirando su reflejo en el espejo frente a él, Arthur no parecía reconocerse.
En todos sus años de entrenamiento su padre nunca había parecido interesado en detenerse en algo como el matrimonio.

"Cuando alces esta espada,has de hacerlo en nombre de todo lo bueno que hay en el mundo, pues ahora el Alba será tuya para controlar a voluntad. Con su luz, cegarás a quienes se nieguen a admitir a contemplarla y protegerás a quienes busquen refugio de las tinieblas"

¿Su esposa buscaba esa protección?

"¡Por su puesto que sí!" Arthur ladeó la cabeza. No creía que alguien como Nyria lo necesitara. 'La loba indomable' la apodaban los norteños y por ende el resto del reino.
Con un sobrenombre así, le resultaba difícil creer que ella correría a sus brazos al menor problema que pudieran enfrentar; tanto en Dorne como en el Norte los débiles sucumbían ante al más mínimo titubeo.

-¿Listo, ricitos?- La voz del príncipe Lewyn Martell resonó detrás suyo. En efecto ,el hermano juramentado de la gairdia del rey se había colado en el cuarto de manera sulenciosa cual serpiente en la arena.

-Sí,mi príncipe- Arthur inclinó la cabeza.

-Somos dornienses, el Alba y el Sol no se inclinan- Avanzando,el príncipe colocó ambas manos sobre los hombros del joven. - Bueno Dayne - suspiró - no somos hombres tradicionales como los idiotas de la corte , así que te diré esto una sola vez.

El acento del príncipe era picante como las especias traídas se Lys.

-Irás más allá de los votos que le jures a esa mujer ante el septón. La amarás con todos sus defectos y la protegerás con tu sangre, pues ella derramará la suya en su lecho nupcial. -La intensa mirada de Lewyn transmitía sinceridad y veracidad -Le recordarás que a partir de ahora estarán enlazados por sangre pero nunca le permitirás olvidar de donde vino.

El príncipe se inclinó hacia adelante, su blanca armadura centelleaba con la luz que se colaba entre las ventanas.

-Pero sobre todo... le darás placer como nunca más lo ha sentido en la vida -una sonrisa traviesa se asomó a sus labios, mientras que Arthur.podia sentir el rubor aparecer en sus mejillas ante su dictamen . -...Porque somos dornienses,y los dornienses, bueno ya lo sabes. Y no me refiero a placer carnal.solamente.

-Por...por supuesto.

Lewyn arqueó una gruesa ceja.

-Por favor dime que no solo eres bueno usando a Albor.

Al notar la incertidumbre en el rostro del joven, soltó una sonora carcajada mientras le daba palmaditas en el hombro.

-Solo bromeo, ricitos. Ahora ve a por tu esposa.

En la calidez del patio principal de la fortaleza roja, se percibía un ambiente expectante,misterioso. Jamás un Stark se había adentrado tanto en la capital desde que Cregan Stark había respondido la llamada de la reina dragón hace ya poco más de cien años.
Ahora, su descendiente probaría si en verdad el Norte recuerda.

Un grupo de no más de treinta hombres se había preparado a las afueras de los imponentes barrotes de hierro que constituían las rejas de la entrada,ondeando con gran orgullo los blasones de la casas Martell,Dayne y Tagaryen respectivamente.

Bajo cada estandarte, se alzaba su representante. El rey habiéndose  sentido  "indispuesto" debido a una tos veraniega esa misma mañana había designado a su hijo en su lugar.

Rhaegar Targaryen sobresalía gloriosamente de entre la multitud de nobles congregados a espera de Nyria Stark. Su cabello plateado emulaba los vestidos de las nobles damas que bailoteaban con la peculiar brisa que acompañaba a la comitiva en aquel día.

'Consigo lleva el gélido  invierno' observó Rhaegar para sus adentros, ladeando la cabeza ligeramente. A su derecha su fiel amigo conservaba la mirada fija en el horizonte, si albergaba algún nerviosismo dentro de sí no dejó que este viera la luz del día.
Por su parte a la izquierda del príncipe dragón, Lewyn Martell mostraba una letal sonrisa, ardiente cuál sol dorniense.

El silencio que vagamente se veía interrumpido por murmullos fue cortado por la daga que supuso ser la grave voz de un hombre que anunciaba:

-¡¡ABRAN PASO, ABRAN PASO A LA DAMA DEL NORTE!!-  Hermosos y broncos sementales de un grandioso blanco como la nieve tiraban del carruaje de Nyria, era como si aquel pesado enredijo plateado con curvas y lobos huargo en el, fueran una cajita que resguardaba el más grande tesoro de Arthur Dayne .

Las voces habían cesado para escuchar a una sola:

-¡¡LADY NYRIA DE LA CASA STARK, HIJA DEL GUARDIÁN DEL NORTE  Y SEÑOR DE INVERNALUA, PROMETIDA A SER ARTHUR DE LA CASA DAYNE,LA ESPADA DEL ALBA.... MIS SEÑORES, MIS SEÑIRAS, LA JOYA DEL NORTE!!

Arthur estremeció al escuchar dichas palabras.

Todo el reino pareció contener el aliento.

El huargo fue desplegado al viento.

Y Nyria Stark, dio un paso hacia delante.

-Mi príncipe- su voz dulce como un apasionado beso, fría como la mística rosa del invierno.  Tras la respectiva reverencia al dragón, su mirada encontró la del amanecer,el Alba. Inclinando la cabeza con gracia y elegancia habló de nuevo.

-Mi señor esposo.

Nyria Stark llega a La fortaleza roja

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Nyria Stark llega a La fortaleza roja

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𝑳𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 (ᴊᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ᴛʀᴏɴᴏꜱ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora