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Kenma se había comportado distante los últimos días, y como siempre se ponía así cada vez que salia un juego nuevo decidiste no molestarlo y darle su espacio para que jugará tranquilo. Después de todo ya te habías acostumbrado a ello en el año y medio de la relación.
Aquel día el profesor de química había faltado, por lo que la primera hora de clases lo tuvieron libre siempre y que no salieran del salón, y como tu compañera de puesto había faltado y tu novio estaba jugando decidiste ponerte los audífonos y repasar algunas materias.
Kenma te observó desde la otra esquina del salón, ya que él se sentaba al final y tu en primera fila y como tú compañera había faltado, decidió pararse e ir a sentarse contigo, después de todo casi no hablaron la última semana.
Se sentó a tu lado y comenzó a jugar en su consola, lo miraste de reojo y al verlo tan concentrado decidiste no molestarle, por lo que tranquilamente seguiste estudiando.
Paso el rato y ya tocaba receso, Kenma seguía jugando por lo que decidiste simplemente irte sin dirigirle la palabra.
—¡Kuroo! —llamaste a tu amigo en el pasillo.
(...)
—¿Bueno? Esta bien, allí nos vemos Akashi, dile a Bokuto que no rompa nada por favor. —colgaste el teléfono.
Fuiste al gimnasio con tus cosas lista para irte a casa y tocaste la puerta, te abrió Kenma.
—Hola... —dijo algo nervioso.
—Hola, te vengo a decir que voy a salir con unos amigos y no me podré ir caminando contigo a casa de regresó. —besaste su mejilla. —¡Adiós chicos, suerte en la práctica! —gritaste hacia los miembros que estaban en el gimnasio y te fuiste con algo de prisa, sin darle a Kenma la oportunidad de responder.
—¿No se iba a quedar en la práctica? —preguntó Kuroo al verla marcharse.
—Va a salir con unos amigos. —dijo Kenma entrando al gimnasio con el ceño fruncido y el puño apretado.
(...)
Fin de semana, por fin podrías descansar, eran las 12:00 p.m y tu recién te disponías a comer algo ya que tus padres estaban de viaje y tenías casa sola.
Tocaron la puerta y confundida abriste, para ver a tu novio con un sonrojo bastante notable en su rostro.
—¿Kenma? ¿Sucede algo? — preguntaste confundida ya que él no era de llegar sin avisar.