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Narra Victoria

— ¿Me escuchaste? — preguntó Matías y yo moví la cabeza confusa, intentando retener lo que el me había dicho — Estás en otra, ¿Te pasa algo?

Negué con la cabeza y le dí un beso. Mi cabeza estaba explotada no, explotadisima ante los pensamientos que me inundaban luego de esa notificación en mi celular.

No podía estar embarazada, no. No era el momento y no quería ni pensarlo. Mis papás me matarían y le arruinaría la carrera a Matías.

No me veo posible de mantenerme mentalmente estable a mi misma, menos de criar a un hijo.

— Perdón, estoy re cansada — sonreí haciéndolo tranquilizar.

Estábamos caminando por las calles de Turín por la noche. Nos dirigiamos a un lugar para comer, para festejar el gol de mi novio.

— Si querés volvemos a casa, yo no tengo problema — matías acomodó un mechón atrás de mi oreja mientras hablaba — Pero ¿Segura que estás bien?

Me conocía demasiado y claramente se había dado cuenta de mi bajón anímico. Mi idea era no arruinarle su día de felicidad gracias a su partido.

— Estoy bien tonto, dale vamos que tengo alta hambre — agarré su mano y le di un beso.

Llegamos a un restaurante bastante lindo, que nunca habíamos ido. La decoración vintage me habia enloquecido.

— El entrenador me dijo que este era un paso más para mi carrera, por más que parezca simplemente un gol es agarrar confianza — me explicaba y yo asentí, dándole la razón.

— Además del gol jugaste re bien — le aclaré y el sonrió.

Hablamos de temas triviales por un rato hasta que nos trajeron la pizza. Tenía mucha pinta y yo, tenia mucha hambre.

— Gente estamos aca con mi cita, el goleador del partido — grabé para el video en youtube y Matías se sonrojó — El más lindo de todos, también.

— Callate — se rió y agarró mi cámara para filmarse a él — Solo cuando esta prendida la cámara me dice cosas lindas, si no, se hace la dura — se quejó y yo le robé la cámara.

— Mentira, no le crean — le saqué la lengua y sentí como me pateó por abajo de la mesa — Pero bueno, es lo que me tocó, no puedo hacer nada.

Abrió la boca sorprendido y reí por su reacción. Se cruzó de brazos y levantó las cejas.

— Tranqui que ahora llamo a otra minita por ahí — contraatacó agarrando su celular.

Me reí y el también se termino riendo. Comimos la pizza, pagamos y nos fuimos a caminar rumbo a una heladería cercana.

Sentí como me abrazó por los hombros y me apoye en el lateral de su cuerpo.

— ¿Estás muy cansada? — preguntó, preocupado mientras me miraba.

Asentí.

Le tendria que decir
Le tendria que decir
Le tendría que decir

Te- tengo que decirte algo — hablé neeviosa mientras me rascaba la nuca.

Nos sentamos en un banquito de un parque y sentí su mirada sobre mí, que me ponia mas nerviosa todavía.

Su miraba destilaba preocupación.

— Viste que algo pasaba, te conozco, ¿que te pasa? — dijo mientras agarraba mi mano.

— Antes que nada, quiero decirte que no lo hice con ninguna intención ni nada por el estilo — hable con la voz mas firme de lo que esperaba — Pero tengo un atraso de dos semanas — recién ahí tembló mi voz y sentía como mis ojos se llenaron de lágrimas.

midnight rain - matias souléDonde viven las historias. Descúbrelo ahora